El colegio público Condado de Noreña se convirtió ayer en el escenario de la función de "Les Luthiers", que acudieron al centro en una mañana lluviosa, muy distinta a la del lunes, cuando hubo que suspender el acto a causa de las cenizas que cubrieron Asturias. A "Les Luthiers" les esperaban los alumnos del colegio público de Noreña y de otros cuarenta centros de la geografía asturiana.

Sentados en el vestíbulo esperaban, muy ordenados por la profesora, los niños de 1.º y 2.º de Primaria, niños de 6 y 7 años que recibieron con aplausos al grupo argentino. Los cuatro "Luthiers" con más años en el grupo -Carlos López Puccio, Jorge Maronna, Marcos Mundstock y Carlos Núñez Cortés- estaban muy interesados en ver todo lo que los muchachos habían hecho en su honor. También estaban muy activos en el evento colegial los dos integrantes más recientes de la formación, Martin O'Connor y Horacio Tato Turano. Rápidamente se pusieron a tocar los instrumentos que los niños diseñaron para ellos, imitando el estilo del grupo argentino. Todo un trabajo de los chicos, que también idearon un inventario de palabras con dobles sentidos, muy al estilo "Les Luthiers".

Triunfaron todos los instrumentos, pero hubo alguno muy solicitado, como la "gaita cooperativa", que su creador, el niño Gael Suárez, tocó para el grupo. El "sidrófono" despertó emociones y recuerdos en Carlos Núñez. Contó que de niño él también había hecho un instrumento con botellas. El "sidrófono" está construido con botellas de sidra y se toca con una baqueta. "Les Luthiers" sólo tenían una palabra, "abrumados", para definir la sensación que les causó la exposición instrumental, con la "sartén cuerda", las "madreñacas" (maracas), la "guitagorrina", la "boza buza" y el "gochófono", entre otros instrumentos construidos con tuberías, cebollas de ducha y diversos materiales. "Les Luthiers" probaron varios instrumentos. Estaban impresionados con la imaginación y las creaciones de los críos.

El siguiente paso del acto fue en el patio, donde representantes de los colegios fueron haciendo preguntas al grupo tras las indicaciones de la presentadora, Sonia Vázquez. De ahí salieron momentos inolvidables para el recuerdo de Noreña y, seguramente, para la memoria de "Les Luthiers". Los niños hacían preguntas y los argentinos contestaban. Hasta que un alumno del colegio la Milagrosa, de Oviedo, preguntó al grupo, sentado en unos asientos vanguardistas, si recordaban la primera palabra que habían inventado. Marcos Mundstock dijo con su voz grave y, por tanto, profunda: "No sé la primera palabra, pero sé la última. Que 'Noreña' significa alegría y felicidad", con lo que la ovación normal, ya muy decibélica, disparó sus vatios de potencia.

La presentadora fue dando paso a las preguntas de los representantes de los colegios asturianos que participaron en el acto. Los niños planteaban cuestiones de todo tipo. Por ejemplo, pidieron confirmación de una historia, la de un corte que se hizo Carlos Núñez en una función. Los alumnos querían saber si era una leyenda o era real. Núñez confirmó la veracidad. Se cortó con un serrucho en un número de un espectáculo y cuando Marcos Mundstock salió a comunicar lo sucedido el público soltó una carcajada creyendo que era un chiste más del espectáculo.

También se interesaron los chicos por la forma de crear sus monólogos, a lo que Mundstock contestó que lo primero es sentarse, pensar y escribir. Añadió que hay algunos que funcionan y otros no, lo que hace sentir una sensación de fracaso.

Otra pregunta dio pie para que contaran sus orígenes como grupo, que Puccio describió al detalle. Dijo que habían empezado de estudiantes y que poco después, intentando hacer una broma, el asunto caló. Y el asunto fue que hicieron una obra clásica y como texto utilizaron el prospecto de un laxante (referencia a la "Cantanta laxatón, de Gerardo Masana). Por cierto, una de las preguntas de los niños al grupo fue qué le dirían a Daniel Rabinovich, fallecido en el año 2015, y al propio Masana sobre el acto de Noreña, a lo que contestaron que les dirían: "¡Qué pena que no estén aquí, con vosotros, disfrutando de una cosa tan bonita", lo que volvió a elevar los decibelios del aplausómetro hasta que se despidió el acto al ritmo de una pieza interpretada por la Bandina, que por fin pudo tocar tras la suspensión del lunes.