El director Tudor Giurgiu rueda estos días en Candás su película "Sin aliento". Y una de las principales razones para tomar planos en la capital de Carreño es "que es un lugar romántico". Esa apreciación le viene al pelo a su rodaje, teniendo en cuenta que es en la villa marinera donde los actores que encarnan Belén Cuesta y Mihai Smaranche se enamoran. Lo hacen durante una noche de San Juan en la playa Palmera, donde ayer se rodaron algunas escenas y con hoguera incluida. "Pensamos que iba a ser una hoguera pequeña, pero nos dijeron que aquí se hacen grandes, y, la verdad, nos costó un poco", afirma Olmo Figueredo, productor español de esta película hispanorumana.

El rodaje comenzó hacia las seis de la tarde en la plaza Hermanos Helio, junto al muelle candasín. La escena era sencilla. El personaje de Smaranche llegaba en coche a la puerta de un hotel y entraba hacia el interior. Mientras tanto, en la terraza y con ropa más propia de junio que de octubre, estaban tres extras. Yaithé Leiva y Emiliano Delgado y José Manuel García. Los dos primeros ya han participado en otros proyectos cinematográficos como "La zona", que se rodó en primavera en varios enclaves de Asturias. Otro buen puñado de figurantes eran candasinos como es el caso de Luisa Álvarez.

Tras rodar los planos en la plaza Hermanos Helio, el equipo se trasladó a la playa Palmera. Mientras tanto, el paseo marítimo que une Candás y Perlora reunía a unas cincuenta personas que no querían perderse detalle de una noche de San Juan en pleno octubre. "Podían haber venido en junio y grababan la de verdad", se oyó comentar entre los curiosos. Ya en la arena, todo el equipo preparaba la escena. Un cámara con una Súper 8 grababa la escena ante un público formado por extras enfervorecidos por la quema de las primeras maderas de la pira. Más tarde entraron en escena Belén Cuesta y Smaranche, y le dieron el giro romántico a la historia como había avanzado el director al principio de rodaje. Entre esta tarde-noche y la de mañana, el equipo rodará en el muelle, en un bar y también en un barco, como relataba la historia que el poeta Marin Malaicu-Hondrari contó en la obra que encandiló a Giurgiu para rodar este filme.