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Crítica televisiva

¡Corta vida a los premios "Rey de España"!

Los físicos de las ondas gravitacionales bromean con "Les Luthiers". I.COLLÍN

La retransmisión de la entrega de los premios "Princesa de Asturias" 2017 no estuvo ni bien ni mal. Otros años podía haber división de opiniones entre quienes disfrutan hasta el último detalle de este acto protocolario y quienes se aburren soberanamente (y no digo "soberanamente" de casualidad). Este año no fue así por una razón muy sencilla: no hubo premios "Princesa de Asturias". Fueron sustituidos por los premios "Rey de España". Son unos premios sobre los que también puede haber división de opiniones, pero todos estaremos de acuerdo en que no son lo que habían anunciado, no son lo que esperábamos, no son lo mismo.

Los premios "Princesa de Asturias" asoman a los asturianos al mundo trayendo lo mejor del mundo a nuestra casa (bueno, vale, y llevando Asturias por todo el mundo, como quieren resaltar quienes encargan esos informes que calculan la enormidad que nos costaría una campaña publicitaria de tal envergadura). Este año las cosas iban bien. Los premiados pasaron unos días mezclándose con los asturianos de forma que nosotros pudimos tocar la excelencia con las yemas de los dedos, y ellos pudieran tocar la tierra que hay detrás de los Premios. Pero todo se torció cuando la corte del Reino de España se trasladó de Madrid a Oviedo y los Premios Princesa de Asturias se transformaron en los premios "Rey de España".

Cuando, por sus indudables méritos genéticos, Felipe Borbón ascendió en el escalafón monárquico de príncipe a rey, los premios "Príncipe de Asturias" fueran sustituidos por los premios "Princesa de Asturias". Al nombrarlos por primera vez en el Campoamor, Borbón se equivocó y volvió a hablar de premios "Príncipe". Fue la "anécdota simpática" de aquel año. Desde entonces sigue presidiendo el acto de la entrega en Oviedo, pero lo hace en nombre de la titular, una niña que de forma desconcertante es a la vez lo suficientemente adulta como para dar nombre a los Premios y lo suficientemente pequeña como para no poder entregarlos. Pero ayer no hubo equívoco ni "anécdota simpática", ayer nacieron los premios "Rey de España".

En ediciones anteriores, apenas si se veían banderas por Oviedo aclamando a la comitiva. Ayer volvieron. Podían ser de Asturias o de España, que ambas representan por igual la legalidad vigente en la España de las autonomías, pero eran de España. ¿Contra quién eran estas banderas?, nos enseñó Gustavo Bueno a preguntarnos en situaciones como esta. Parece evidente: en la tele sale Asturias con banderas de España porque todo el mundo piensa en Cataluña. Antes, el día de la entrega de los Premios, los protagonistas eran los premiados y Asturias. Ayer fueron el rey, Mariano Rajoy, Cataluña y España. Y también los líderes políticos europeos, que parece que no vinieron a recibir y honrar unos premios, sino a utilizar el acto de entrega como escenario y plataforma para decir lo que habían acordado primero que iban a decir, que es a lo que vinieron. Tampoco Rajoy acudió al Campoamor por haber sufrido un ataque súbito de devoción por Asturias, también vino a lo que vino.

Otros años, los que recibían el Premio de los Deportes eran los más aplaudidos, los reyes eran los más fotografiados y todos los premiados que intervenían en el Campoamor eran escuchados con la misma atención. Este año la parte inicial de la ceremonia parecía de relleno porque las expectativas generadas, la atención mediática y el peso institucional del acto se volcaron en la parte final, cuando se dio la palabra no a uno sino a las tres grandes figuras líderes de la Unión Europea, que incluso se dirigieron personalmente a Rajoy para animarle el día. El rey cerró llevando el agua de los méritos de los premiados al molino que convenía: otra vez España y otra vez Cataluña. Sin nombrarlo, claro, que hay que respetar el protocolo.

Ya no solo hace falta que venga al Campoamor la princesa para que la prensa del corazón le haga todas las fotos que quiera y la veamos todos por la tele. Hace falta que venga para que vuelvan con nosotros los premios "Princesa de Asturias" y desaparezcan por siempre jamás estos horrorosos premios "Rey de España". Que es lo que queríamos demostrar.

www.antoniorico.es

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