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Crítica / Música

Voces heroicas de calado dramático

Brillante velada de la OSPA y del Coro de la Fundación con "Iván el Terrible"

Voces heroicas de calado dramático

La figura de Iván IV Vasilievich, primer zar de Rusia, despierta fascinación por su biografía convulsa y llena de odio y dolor profundo, siendo recordado como Iván el Terrible. La muerte, la traición y conspiración atraviesan una vida agitada, desde la cruel infancia de este espíritu oscuro, marcado por la pérdida de sus seres más cercanos: una personalidad que atrajo al director ruso Sergei Eisenstein, para continuar en el cine sus montajes innovadores tras "Alexander Nevsky", también con el compositor Sergei Prokofiev a cargo de la banda sonora, para materializar un tándem artístico fundamental en la Unión Soviética de las décadas de 1930 y 1940. Así, la trilogía inacabada sobre Iván el Terrible debía contribuir a la imagen oficial y simbólica para legitimar el poderío del partido ruso. Pero la película histórica dio un giro en su segunda parte, ya prohibida: de la visión del héroe nacional al que admiraba Stalin, a la visión del zar como un déspota peligroso y paranoico, con un Eisenstein decepcionado por el régimen. Al fin, Stalin confiscó y destruyó el metraje rodado de la tercera parte.

La película original ha sido restaurada y grabada, e incluso se reestrenó en versión fílmico-musical en el Berliner Musikfestspiel en 2016, con música en directo ante el visionado de las películas, para valorar la labor de Prokofiev como compositor audiovisual. Este sentido se pierde de manera inevitable en la sala de conciertos tradicional, si bien la cantata que adaptó Abram Stasevich en 1961, con los materiales originales de Prokofiev, da un calado musical bien acabado a una obra que, como apreciamos el jueves bajo dirección de Miquel Ortega, mantiene su sello lírico con coros cantados, cantos ortodoxos y canciones populares rusas. La trama de la historia recae en el narrador, que en Oviedo interpretó Jorge Moreno con una atracción dramática "in crescendo", apoyado por la música incidental de la orquesta de manera efectiva, hasta el ruego de Iván a los boyardos y ante el sepulcro de Anastasia: los momentos más notables del actor.

En el trío de protagonistas brilló María Luisa Corbacho, que se impuso frente al barítono, Alfredo García, con una breve intervención como Fiodor, que interpretó con impulso vocal. La mezzo mostró todas sus cualidades a través de una voz densa y con volumen, y a la vez con la flexibilidad adecuada para adaptarse a la evolución de la obra, desde las suaves evocaciones de "Mar océano" hasta la "Canción del castor", con la fragilidad trágica de esta canción de cuna -sin duda, el número de la cantante-, para transformar la línea de canto con tintes expresionistas. El Coro de la Fundación Princesa de Asturias cumplió un papel imprescindible en esta cantata que destaca por su plasticidad sonora, con un peso importante de la orquesta y del coro, en partes vocales exigentes, por tesitura y contrastes de textura, estilos y dinámica, y que impactan por su carácter bélico y de ensalzamiento al zar, en medio de las melodías tradicionales rusas. Ello lo tuvo en cuenta Ortega en el podio de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), dando continuidad y relieves sonoros a los números dramáticos, si bien en momentos como "Sobre los huesos de los enemigos" pudo lograrse un coro más contundente, con mayor ajuste de volúmenes.

La actuación de la OSPA fue muy regular, destacando en números como "El mendicante iluminado" con ajuste casi mecánico, o "Efrosinia y Anastasia" y su variedad de texturas, cuidando en todo momento la precisión del viento, la ductilidad de la cuerda y el poderío de la amplia sección de percusión. Las voces graves de la Fundación marcaron presencia desde la apertura heroica, con momentos emocionantes de los tenores como en el coro "¡A Kazán!", o el empaste perfecto con las voces femeninas de "Mar océano". Este "Iván" sobrepasó las páginas corales laudatorias de potente emisión. Hay que destacar las voces femeninas, a pesar de entradas resbaladizas como en "El cisne", donde sin embargo se logró una sonoridad sugerente; y sobre todo en "Iván ante el sepulcro", de sonoridad delicada, igual que las entradas de la parte de los oprichnik, mostrando el coro su flexibilidad, en una página que lleva al límite en la síntesis de recursos de textura, articulación y registros.

En el Auditorio de Oviedo fue evidente el cariño y apoyo del público hacia doña Letizia y don Felipe en un momento en el que se cuestiona desde ciertas orillas la función de la Corona, mientras se enfrentan ideas políticas e ideológicas que implican la forma y gestión del Estado. En este concierto antesala de Premios se valoraba el interés añadido de esta edición de entrega de Premios "Princesa de Asturias", pendientes del discurso del rey desde el teatro Campoamor al día siguiente. Así, el público celebró la presencia de Sus Majestades con exclamaciones desde su salida del palco del Auditorio, en una cita de gran peso institucional, previa a una ceremonia que congrega a personalidades de la vida política, social y cultural, con una proyección importante para la capital asturiana y los protagonistas implicados. Recordemos que estos Premios ocupan un lugar principal en la agenda internacional, para la promoción de valores científicos, culturales y humanísticos que, en suma, son patrimonio universal.

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