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La Espuma De Las Horas

Fats, el gordo feliz que leía en las teclas

Resignado, cuando el "Katrina" destruyó su piano de cola y los discos de oro, dijo del agua: "Todo lo que sube, baja"

Fats Domino, en el piano.

Antoine Fats Domino jamás fue el Tío Tom pero sí un hombre resignado. Después de que las aguas, con motivo de desatarse la furia del "Katrina", destruyesen su casa de Caffin Avenue, en Nueva Orleans, y lo que es más importante su piano de cola y dos docenas de discos de oro, volvió a caminar entre los escombros y dijo refiriéndose al agua: "No pasa nada, todo lo que sube tiene siempre que bajar". El 29 de agosto de 2005, después de días de especulaciones sobre si había sobrevivido a los efectos del huracán, Domino fue rescatado en el balcón del segundo piso de su vivienda por un bote. No había querido que lo evacuasen debido a la mala salud de su esposa. A partir de entonces, vivió con su hija Adonica en Harvey, la pequeña ciudad de Luisiana donde murió el pasado miércoles a los 89 años. Tuvo una vida fecunda, y con "The Fat Man", empezó en 1949 a allanar el camino del rock and roll. Si hubiera que elegir un precursor en la música más popular del siglo XX, sería él. Por eso figura como uno de los diez primeros miembros del Salón de la Fama. No fue, sin embargo, un conjurado de la nueva tendencia; en una entrevista de 1956, Antoine Domino dijo: "Lo que llaman rock and roll es rhythm and blues, y yo lo he estado tocando durante quince años en New Orleans".

El apodo de Fats lo recibió de quienes lo comparaban con Fats Waller y Fats Pichon, otros dos pianistas de renombre -sobre todo el primero- también llamados así. Domino copió desde el primer momento el estilo de Smiley Lewis, un cantante y guitarrista con una voz de tenor tan poderosa que no necesitaba el micrófono, autor de "Blue Monday", una canción que más tarde él mismo interpretaría y de "Hear You Knocking", el éxito de Dave Edmunds. Pero había una diferencia, aunque Domino estaba interpretando música que era familiar para el público de Nueva Orleans, y con un sentido menos innovador que contemporáneos como el Profesor Longhair y James Booker, fue el primero en captar la atención nacional de un género que estaba a punto de ser rebautizado y proyectado a la gloria. Lo hizo de modo atractivo y muy comercial y abrió las puertas a Chuck Berry, Little Richard, Elvis Presley o el mismísimo Jerry Lee Lewis, los grandes nombres que se asocian desde el principio con el rock and roll.

Antoine Dominique Domino Jr. había nacido el 26 de febrero de 1928, en Lower 9th Ward, Nueva Orleans, y desde pequeño demostró su amor por la música. Cuando la cuerda del gramófono de manivela se rompía, era Junior el que se encargaba de girar los discos de 78 revolucciones por minuto con la mano. En su casa la música jamás se interrumpía por problemas técnicos. La familia adquirió un viejo piano vertical cuando tenía 10 años, y en él aprendió Antoine a tocar las canciones que escuchaba en la radio. Su cuñado escribía las notas en las teclas, y el niño practicaba tanto que sus padres acabaron por trasladar el piano al garaje.

En su momento de mayor éxito, en 1957, recorrió Estados Unidos en 355 actuaciones, una auténtica locura. Su reinado en las listas sólo declinó a principios de la década de 1960, cuando se convirtió en la primera víctima de la abrumadora popularidad de los grupos de rock británicos, especialmente los "Beatles" y los "Rolling Stones". Los primeros enseguida reconocieron su influencia. Lennon dijo que "Is not That a Shame" había sido la primera canción que aprendió. McCartney, que se había inspirado en Domino cuando escribió "Lady Madonna".

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