La historia es un arma. Que nadie se engañe: cualquier estado, pasado, presente y futuro, manipulará los hechos históricos para reafirmar su legitimidad, bien reivindicándose como heredero de un glorioso tiempo pretérito, bien reconociéndose como modelo rupturista ante un gobierno reprobable. Pero, en ocasiones, esta reescritura consciente del pasado se pasa de frenada, y sus resultados resultan no sólo inverosímiles, también ridículos. Es el terreno del "kitsch", que el independentismo catalán explora de forma obsesiva.

Una de las entidades que con menos pudor revisa la historia, el Institut Nova Història, coorganiza los próximos 17 y el 18 de noviembre, en Arenys de Munt, el 17º. Simposio "La Història Censurada de Catalunya", cuyo programa ya ha sido publicado y que incluye ponencias que especulan con un origen catalán de figuras como Teresa de Jesús, Cristóbal Colón o Miguel de Cervantes, además de sugerir que el "Lazarillo de Tormes" pudo ser escrito, originalmente, en catalán. A la espera de conocer las conclusiones del simposio, repasamos diez teorías históricas del independentismo catalán.

1714 y la pérdida de la independencia

El año fetiche del independentismo es el 1714. En los últimos tiempos, en todos los partidos que se disputan en el Camp Nou, los aficionados que aspiran a un estado propio incluso gritan "independencia" en el minuto 17 y 14 segundos. La referencia es la Guerra de Sucesión, que estalló tras la muerte del último rey de la Casa de Austria, Carlos II, y que enfrentó a los partidarios del Archiduque Carlos de Austria, apoyado por los Comunes de Cataluña, y Felipe de Borbón. El 11 de septiembre de 1714, tras varios meses de sitio, las tropas borbónicas tomaron Barcelona. Los independentistas interpretan que, antes de ese día, Cataluña era un estado independiente y que el asalto borbónico fue, en realidad, una anexión. Pero obvian no sólo el hecho de que Cataluña formaba parte de la Corona de Aragón, también que el conflicto era en realidad una guerra que enfrentaba a los partidarios de los dos aspirantes al trono español. Eso por no hablar del propio llamamiento de los tres Comunes de Cataluña, que antes de perder la ciudad alentaron a sus habitantes a "derramar gloriosamente su sangre y vida por su Rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España".

La guerra contra Cataluña

Al igual que la Guerra de Sucesión enmascaraba una conquista de Cataluña, también la Guerra Civil enfrentaba a España contra Cataluña. En concreto, el "Alzamiento" habría sido una reacción contra el autogobierno catalán. Del mismo modo, Lluís Companys habría declarado, el 6 de octubre de 1934, la República Catalana. Que en realidad Companys proclamase el "estado catalán dentro de la República Federal Española" como reacción a las actuaciones del gobierno de la CEDA, ofreciendo incluso establecer la capital de esa deseada "República Federal" en Barcelona, lo obviamos y tal.

Artur Mas desciende de Colón (que era catalán)

Esta es de nota: Cristóbal Colón era en realidad catalán y se llamaba Joan Colom i Bertrán. Era miembro de una familia de la élite económica catalana, fundadora del primer banco del mundo, y que habría sufragado su aventura americana. De hecho, el descubrimiento de América sería una empresa plenamente catalana, y el primer "español" no llegaría al continente hasta varios años después (en 1518, de hecho). Hay más: Colón/Colom habría tenido un hijo intelectual, Ferrán, que habría pasado a la historia como "Erasmo de Rotterdam". Y siguiendo el árbol genealógico de la familia nos encontramos con otro catalán pata negra: Artur Mas, que sería descendiente directo de Colón/Colom y, por tanto, de Erasmo. Por cierto, el florentino Amerigo Vespucci también era catalán: Aimerich Vespuig.

La conquista catalana de América

Obviamente, si el primer español no llegó a América hasta 1518, los conquistadores tenían que proceder, por fuerza, de Cataluña. Hernán Cortés y Pizarro no eran extremeños, sino catalanes. De hecho, el primero se llamaba "Ferrán Cortés" y el segundo "Francesc de Pinós de So i Carrós". Pero esto no quiere decir que Cataluña sea una tierra de natural colonialista ni nada parecido: de hecho, los tercios catalanes, "Los Miñones", pararon ellos solos a los ingleses cuando trataron de conquistar Buenos Aires, en 1807. También había batallones vizcaínos, gallegos y asturianos, todos ellos bajo el mando del babazorro Martín de Álzaga, pero esa es otra historia.

Vetados en América

Pese a que los catalanes descubrieron y conquistaron América, y a que después lucharon por su independencia, los reyes españoles vetaron durante años su presencia en el Nuevo Mundo. En realidad, el conflicto vendría de antes: del tratado de Alcáçovas, firmado por Isabel I de Castilla y Alfonso V de Portugal en 1479, para poner fin al conflicto que les enfrentaba. Según el acuerdo, sólo la Corona de Castilla tendría derechos de conquista en el Atlántico. La Corona de Aragón, que no estaba implicada en el conflicto, no se cita en el acuerdo, lo que ahora se interpreta como un veto que según el independentismo se reforzaría con una orden dada por los Reyes Católicos en 1501 para que "no haya extranjeros en nuestro reino". Que la orden se refiriera a los flamencos es secundario. Lo que no alcanzan a explicar los eruditos catalanes es, si realmente había ese veto, cómo pudieron descubrir y colonizar América, evitando incluso que ningún "español" pisara el continente hasta 1518.

Una civilización mítica

Cataluña no sólo fue una nación independiente en el pasado, sino que su origen es anterior al del resto de reinos hispanos. De hecho, el mítico enclave de Tartessos, cuna de la civilización en el Mediterráneo Occidental, no se situaba en el entorno de Cádiz, Sevilla y Huelva, como indican todos los estudios históricos y arqueológicos, sino que estaba en Cataluña: era, en realidad, el origen de Tortosa.

Glorias de las artes y las letras catalanas

No es sólo que el "Lazarillo" estuviera escrito originalmente en catalán: el mismo "Quijote" es en realidad una obra tan catalana como su autor, Miguel de Cervantes, cuyo nombre real era "Miquel Servent". Y otro tanto pasa con Leonardo da Vinci, otro ilustre florentino que en realidad era catalán o, como mínimo, mallorquín, como indican las tres líneas rojas verticales de su blasón: sería entonces Leonardo da Vinçà. Y la sonrisa de "La Gioconda" pertenece en realidad a "La Moreneta", como indica que al fondo del cuadro esté representada la montaña de Montserrat.