Era el primer concierto en solitario en el que colgaba el "letrerito" de "agotado", nada menos que para cantar zarzuela en su "templo", por eso, y por un ligero "rasposito" en la voz, el tenor mexicano Javier Camarena decía que estaba "súpernervioso" pero la ovación fue de las que se recordarán.

Fueron dos horas y veinte de recital en el Teatro de la Zarzuela con los "hit" del género chico, de ellos veinte minutos de aplausos: durante su actuación, al terminar y para agradecerle sus tres "propinas", entre ellas "Granada", con la que ha demostrado por qué es el único tenor que ha sido capaz de hacer un bis durante una ópera en el Teatro Real y uno de los tres que en 70 años lo han hecho en el Metropolitan de Nueva York.

Acompañado de la Orquesta titular del Teatro de la Zarzuela, dirigida por el también mexicano Iván López-Reynoso, Camarena (Veracruz, 1979) ha explicado, tras interpretar "De ese apacible rincón de Madrid", de Federico Moreno Torroba, y "Por el humo se sabe", de Amadeo Vives, que le habría encantado estar "en mejor forma" pero que había "algo en el aire, no tan limpio", que le hacía carraspear.

"Estoy súpernervioso. Estoy saliendo de mi zona de confort, que es la ópera. Esto es tan... ay, tan distinto. Llena el corazón y te da una energía muy especial", ha confesado antes de cantar una "delicatessen, una filigrana", "Flor roja", de Jacinto Guerrero: "quiero hacerlo lo mejor posible, así que si hay por ahí algo 'rasposito'...", se ha reído pidiendo indulgencia.

"Hasta afónico eres un 'máquina'", le han contestado desde el público, toda la noche muy participativo, con bravos y aplausos constantes, entre ellos los del portavoz del Gobierno y ministro de Educación, Cultura y Deporte, Íñigo Méndez de Vigo, que se ha puesto en pie en varias ocasiones sumándose al resto de espectadores.

La primera parte la ha cerrado con "Te quiero morena", de José Serrano, que ha sido también la tercera "propina" que ha regalado al público.

Su interpretación ha sido un generoso muestrario de colores, matices e intención, con ganas de explicar lo que cantaba, sosteniendo las notas con seguridad y sin postureos de divo, una naturalidad y honestidad que ha electrizado al público en cada una de las piezas.

Pero antes, al cantar la que abría la segunda parte, "Adiós Granada", de Tomás Barrera y Rafael Calleja, ha recordado que al prepararla la versión que más le gustó fue la del tenor Pedro Lavirgen (1930) y que "ayer mismo" se enteró del fallecimiento de Paquita, Francisca Baena Coca, su mujer: "quiero dedicársela a su memoria y a toda la familia del maestro", ha dicho.

Camarena ha elegido para continuar "Paxarín, tú que vuelas", de Pablo Luna, y ha rematado con "No puede ser", de Pablo Sorozábal,con el público puesto en pie y él agradeciendo emocionado los aplausos con la manos en el pecho.

"Eres la honradez de la lírica", le han gritado desde el público, que daba vivas a México y pedía a voces "Granada".

"Estoy encantado de estar aquí y con esta orquesta. Como embajadores de la música mexicana, la primera 'propina', como dicen acá, es una pieza sinfónica de Arturo Márquez, 'Danzón número 2'", ha dicho para abandonar acto seguido el escenario llevándose él mismo su atril.

A la vuelta, ha cantado "Alma mía", de la mexicana María Greever, y, tras ajustarse el fajín riéndose con un gesto de "allá vamos", ha emprendido la primera frase de "Granada" sin "aliviarse" en una sola nota, como si no llevara más de dos horas en el único teatro del mundo dedicado a la zarzuela ante el público más exigente en la materia.