La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Ramón Lluis Bande, cineasta que regresa al Festival de Cine de Gijón: "Se ha recuperado la chispa del certamen"

"El asturiano será llingua oficial más pronto que tarde, pese a un sector minoritario reaccionario que se ha metido en una guerra que tiene perdida"

Ramón Lluis Bande, ayer, en el Antiguo Instituto. JUAN PLAZA

El cineasta gijonés Ramón Lluís Bande regresa después de cinco de años al Festival Internacional de Cine de Gijón (FICX) con dos proyecciones sobre la guerra civil, "Aún me quedan balas para dibujar" y "Escoréu, 24 d'avientu de 1937". Su vuelta se produce por el cambio en la dirección del festival, ya que había sido uno de los cineastas que discrepaban Nacho Caballo en su etapa al frente del FICX.

- ¿Qué supone para usted regresar al festival?

-Estoy muy contento e ilusionado, tras cinco años estrenando en otros festivales porque no se daban las condiciones objetivas para poder estrenar aquí. El festival había entrado en una vía muerta, en un camino hacia ningún sitio que impedía que las películas que se hacen dialoguen con otras películas y se construyan del todo. Con el nombramiento del nuevo director hay un cambio radical que ya se ve en el programa. Un festival no puede ser una feria de ganado de películas en el que se vean muchas, pero que no hay diálogo entre ellas. Se ha recuperado la esencia, hay esa chispa del festival antiguo que involucra a la ciudad y a los cineastas.

- ¿Le ha dolido no haber podido participar?

-Para mí el Festival es muy importante. Mis primeras películas las estrené aquí. Sí fue un poco doloroso tener que tomar la decisión de marchar, porque es como que te expulsen de tu casa, o peor, que no veas razones para poder volver a tu casa.

- ¿Qué valor le da a que el cine asturiano tenga este año un papel protagonista?

-Siempre fui contrario a los guetos. Una película asturiana sino está al nivel que el festival marque, no debería estar. Este año ha destacado la producción asturiana y por eso es protagonista. Aunque aún considero que queda por buscar un encaje al 'Día de Asturies', que creo que todavía se puede hacer mejor. Pero la apuesta por la transversalidad de esta edición me parece muy buena.

- Háblame de "Escoréu, 24 d'avientu de 1937".

-Es la que mejor continúa el ciclo de películas que vengo haciendo. Vuelve a ser una reflexión sobre el significado político del paisaje asturiano. Empieza con un plano general de un bosque comunal, y cuando hacemos zoom encontramos un cadáver. Y se plantea la cuestión de qué significan esos cadáveres 80 años después de un crimen sin resolver. Estamos en la crónica de una exhumación, la que se hizo en Pravia en la fosa de La Canalona. La película intenta acercar a esos trabajos de exhumación, que van reconstruyendo la historia, lo que pasó en esa Nochebuena del 37, con la memoria oral a través de la familia directa de los asesinados.

- ¿Se ha hecho suficiente en el cine sobre esta época?

-Poco. Hay un tópico que dice que el cine español solo habla de la guerra civil, y no es verdad. Hay muchas películas del cine español que tienen la Guerra Civil como fondo para meter historias de amor o venganza personal. Pero se obvia las causas políticas, que había una legalidad republicana y hubo un golpe de estado militar fascista. En Asturias la guerra tuvo unas características singulares, veníamos de una revolución aplastada por el general Franco, y teníamos un movimiento obrero muy potente. Está sin contar cómo nos afectó como comunidad a los asturianos. Por eso encontré un hueco en el cine para narrar esas historias ocultas.

- ¿Y qué se encuentra el público en "Aún me quedan balas para dibujar"?

-Una historia que se desarrolla en una celda en la que se dedican a pintar los condenados a muerte republicanos. Se cuenta lo que escribieron y dibujaron en ese tiempo de espera. Y es fascinante que ochenta años después todo eso se mantenga.

- Se dedica a recordar el pasado de la región, pero ¿cómo ve su futuro?

-Las entidades colectivas tienen derecho a cansar y dejar de ser. Y Asturias está en ese proceso de desaparición de identidad cultural. Veo poco futuro de recuperarla. Desde que empecé a hacer cine, que me vinculé a la identidad cultural y político de los asturianos, buscaba que fuese encaminaba a discursos de futuro. Pero con el paso del tiempo me veo más como un cazador de crepúsculos, porque cada cosa que hago podría llevar el título de "Los últimos vaqueiros, mineros...".

- ¿Cómo ve el debate en torno a la oficialidad de la llingua?

-No veo división. Hay un sector reaccionario muy minoritario, que con argumentos de "a perrona". Pero esa guerra la tienen perdida, porque la oficialidá es una realidad que se puede retardar uno, dos o cinco años, pero no hay vuelta atrás. El cambio de postura de la Federación Socialista Asturiana ha sido vital. Es un proyecto irreversible que tendrá una amplia mayoría política en el próximo Parlamento Asturiano. El asturiano será llingua oficial más pronto que tarde.

Compartir el artículo

stats