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Isabel Coixet: "Hay que parar la matraca con Cataluña y hablar de cosas importantes"

La premiada directora, satisfecha con "La librería", afirma que es mejor ser "Mujer de Cine" que "la de fulano de tal"

Isabel Coixet, ayer. A. G.

"La verdad es que siempre resulta mejor ser 'Mujer de Cine' que la de fulano de tal", aseguró ayer Isabel Coixet (1960), quien acudió al Festival de Gijón (FICX), pese a tener un brazo lesionado, para recoger un galardón con el que se reconoce el talento y la dedicación de las mujeres a las artes cinematográficas: "Es una excusa para venir a Gijón y comer bien". La realizadora, que tiene su última película ("La librería") en las carteleras, no ocultó un cierto gesto de fastidio cuando este diario le preguntó por los problemas que le ha traído su posición crítica con el proceso independentista catalán. "Es un coñazo, con todo el mundo angustiado; hay que parar esa matraca y hablar de cosas importantes, como la violencia de género", respondió. Y más: "Lo que ha ocurrido no lo entiendo y nunca lo entenderé; lo vivo con un perfecto hastío".

Premiada con seis "Goya", la directora barcelonesa es también coproductora de "Nadie nos mira", la película de la argentina Julia Solomonoff con la que se clausuró ayer el FICX. No ocultó su satisfacción por la respuesta de los espectadores a la "La librería", su último trabajo. Una obra en la que adapta una novela de Penélope Fitzgerald: "Estoy preparada para el fracaso, así que cuando algo va bien no me lo puedo creer; el privilegio es sentirte entendida, y ver que la gente hace suyo lo que cuentas". Y alguna broma a cuenta del premio que recibiría más tarde, en las tablas del Jovellanos: "Estaría bien que fuera acompañado, por ejemplo, de un buen queso de Cabrales".

Isabel Coixet, identificada con las reivindicaciones del Día Internacional contra la Violencia de Género, hizo referencia al gran debate que han provocado las denuncias de actrices contra el productor Harvey Weinstein, acusado de abusos. No es personaje por el que sienta simpatía, aunque pidió "no mezclar las cosas". Una vez lo vio robar una chocolatina en una librería de Nueva York y zampársela al instante. "Es un 'manostijeras' que ha destrozado muchas películas, pero no es alguien tan relevante".

A la directora y guionista le parece bien que se haya abierto el debate, pero pidió que se ponga el foco también sobre otras cuestiones: "Hay que ver cuántas mujeres dirigen cine y cuánto se nos paga". Y por qué no se ha incluido el trabajo de ninguna mujer en un reciente libro, que ha prologado, sobre las cien mejores películas de la historia del cine. "A mí me molesta, por ejemplo, que se me diga que no paro de trabajar, algo que no le dirán nunca a Spielberg; o lo que hacía con mi hija cuando era pequeña, lo que tampoco le preguntarán jamás a Spielberg, que es padre de cinco hijos", explicó. A su juicio, hombres y mujeres parten de una cierta igualdad cuando ruedan su primera película: "Hacer la segunda es siempre ocho veces más difícil para una mujer".

"Hay que intentar que no mueran asesinadas más mujeres", pidió, antes de manifestar que se siente "angustiada" por la violencia que percibe entre los jóvenes y por la emergencia social que supone la violencia machista contra la mujeres. "La mitad de las mujeres que han muerto habían denunciado su caso; tenemos que poder hablar sin miedo a las consecuencias", hizo resaltar. Incidió en la necesidad de un más acertado "trabajo didáctico" con los adolescentes y jóvenes.

Autora de filmes que la han catapultado como una de las más destacadas cineastas internacionales, desde "Cosas que nunca te dije" a "La vida secreta de las palabras" o "Mapa de los sonidos de Tokio", contó ayer que no le gusta demasiado mirar hacia atrás desde la complacencia en lo ya hecho: "El pasado es un trampolín y no un sofá". Le tiene un especial cariño a "Cosas..." y bastante menos a "Mi vida sin mí": "No soporto ni ver el cartel; me la arrebataron en el montaje".

Isabel Coixet habló del inicio de su romance con el cine, cuando tenía apenas cuatro años, y de su amor por directores como Losey, Hitchcock o Truffaut. Y de sus preferencias como lectora: de Pío Baroja a Patrick Modiano, "que es Dios". Miembro de la Academia de Hollywood, dijo que le gusta ir al cine "para ver cosas que le abran ventanas". Está persuadida de que si la gente ha dejado de ir a las salas de cine es por la multiplicación tecnológica, no por el precio de las entradas.

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