No tiene la fama del jamón ibérico del bellota, ni el tirón del pimentón de La Vera, ni la popularidad de la cereza del Jerte, ni el glamur que ha adquirido los últimos años la torta del Casar, pero el turrón de Castuera, otro producto extremeño menos conocido, aúna calidad y siglos de tradición.

El calor y el precio de la almendra a la baja han marcado la campaña navideña del turrón en este municipio pacense de más de 6.000 habitantes, donde la vieja tradición de elaborarlo en casa y salir a venderlo de feria en feria dio paso con el tiempo a una producción industrial que llega a medio mundo y que evoluciona según la demanda del mercado.

A más de 500 kilómetros de Jijona, la localidad alicantina que todo el mundo asocia al turrón, cuatro empresas se dedican en Castuera a su elaboración, de la que se habla en documentos del siglo XVII, aunque el origen exacto aquí se pierda en el tiempo.

El Museo del Turrón de Castuera, situada en la comarca ovina de La Serena, da fe de que la fabricación de este producto de procedencia árabe es un trabajo artesano que ha ido pasando de generación en generación.

Enclavado en una antigua fábrica de harinas, en la que se conserva el viejo motor que el dueño compró en la Exposición Universal de Barcelona, en 1929, y una típica caseta de venta, se pueden ver añejas imágenes en blanco y negro de aquellos turroneros y algunos de sus utensilios.

Un permanente viaje durante seis meses al año en mulas con las alforjas cargadas les llevaba de pueblo en pueblo, un desplazamiento que cambió con los camiones y la llegada del ferrocarril.

Entre 25 y 30 familias se dedican ahora a comerciar con el turrón de forma más moderna y, sin olvidar las ferias de los pueblos, acuden a otros certámenes como los mercadillos medievales, explica a Efe el alcalde, Francisco Martes.

Castuera cuenta con cuatro empresas -Dos Hermanos, Rey Alimentación, Artesanos de Castuera y Fernández Galán- y la fabricación emplea, según el alcalde, a entre 120 y 130 personas.

Esta importante industrial local y la demanda mundial de la almendra han generado también el progresivo aumento de las plantaciones de este cultivo en la zona, que al cabo de tres años da sus primeros frutos.

La almendra es la materia prima fundamental del turrón, además del azúcar, la miel y el huevo, por lo que su menor precio bajará un 5 % el kilo del producto, según indica a Efe Antonio Fernández, de Dos Hermanos, un veterano empresario que conoció los viejos tiempos.

Felipe Rey, que coincide con él, advierte de la importancia del precio de la almendra, porque en algunas variedades puede suponer el 60 % del producto.

Después de varios años de subida, en los que alcanzó el "histórico" precio de 12 euros el kilo, por fin ha bajado de forma notable, según Rey, un apellido ligado a otra saga familiar de artesanos.

Esto hace que se recupere la tableta de 300 gramos por el mismo precio, y que se había reducido a 200, explica.

Al igual que ha ocurrido con el textil, que se ha quejado de que las altas temperaturas han impedido vender la ropa de la temporada otoño-invierno, en este sector alimentario el calor ha retrasado los pedidos.

Rey precisa que los primeros pedidos han sido como siempre, pero sí se han retraso los siguientes, aunque finalmente el carácter "cultural" de este producto se impone al tiempo. Así, estos empresarios prevén que la campaña de ventas sea similar al año anterior.