Encrucijada: cruce de caminos. También "situación difícil en que no se sabe qué conducta seguir". Ambas acepciones glosan el proyecto común en el que Seguridad Social y el dibujante Paco Roca echaron mano de sus "demonios" para, "fuera de dogmas", "mirar al abismo" y hablar sobre el milagro de crear.

Después de más de cuatro años de conversaciones, reuniones e intercambio de ideas entre el citado Premio Nacional de Cómic y el compositor y cantante José Manuel Casañ, llega al mercado "La encrucijada" (Astiberri), un libro-disco que trata de todas las ídem que, "como el propio rock and roll", han hecho progresar la música y la cultura en general.

La idea de colaborar arrancó tras uno de sus encuentros en un programa radiofónico, pero había que darle forma. Podría haber sido simplemente un recorrido ilustrado por las conexiones entre las distintas evoluciones de la música popular desde sus raíces africanas.

"Pero vimos que hacer todo eso iba a llevar mucho más tiempo y canciones, así que nos centramos en nuestras influencias reales, quedándonos a mitad de los 70", explica Casañ en una charla con Efe celebrada hoy en Madrid junto a su compañero de fatigas.

Afro, blues, country, rockabilly, son cubano, soul, rumba, psicodelia, rock latino, heavy y reggae se dan cita en el disco que acompaña el proyecto, el primero con temas inéditos desde "El mundo al día en 80 vueltas" (2011), con piezas con fuerza para convertirse en nuevos clásicos de la banda valenciana como "El amor te vuelve gilipollas".

"Si una canción me pedía que fuese mezcla de rumba con punk o de reggae con rock, lo he hecho en mi carrera. Es como si hubiese estado preparándome toda la vida para hacer un trabajo de estas características", opina el autor de "Comerranas".

En un proceso de contagio y gestación más o menos paralelo, esos temas dieron lugar a una obra en papel que, "aunque funciona mejor conjuntamente", puede leerse por separado porque no se limita a dibujar las letras.

"Hacer un relato basándome en una canción era matarla, porque es como un poema, algo vivo que resulta diferente para cada persona según su interpretación. Si lo dibujas, vienes a decir que esa es su interpretación oficial", considera Roca, que imitó grafismos emblemáticos de la historia del cómic para representar cada estilo musical, como Moebius, Wilson McCoy o Escobar.

Más aún, convirtió su libro en una especie de ensayo en cómic sobre la creación y los paralelismos entre sus dos mundos, reflejando todos estos años de conversaciones, confesiones, fobias y dudas.

"Para mí eso es también la encrucijada, la duda, que es algo que me ha enseñado Paco, porque una duda bonita y cartesiana puede mostrarte caminos que de primeras no se ven", afirma Casañ, que asegura haber entendido mejor el proceso mental de la creación: "La conclusión es que los autores no tenemos ni idea. Son las canciones y los relatos los que nos llevan a nosotros", sentencia.

En sus conversaciones filtradas se debate sobre la inspiración, los diferentes ritmos de trabajo o la amenaza de "vivir a la sombra de una obra que ha salido más allá de tus seguidores afines", como pudiera ser "Arrugas" (2007) para Roca o "Furia Latina" (1991) para Seguridad Social.

También hay espacio para tratar las vicisitudes y obligaciones de las dos industrias, incidiendo especialmente en el tema de la libertad.

"El cómic es de los medios más libres que existen y ha coincidido con la música en un momento en el que ha vuelto a serlo también, al menos más de lo que lo era. Cuando José Manuel vendía cientos de miles de ejemplares hubiese sido más complicado hacer algo así", subraya Roca, una idea que suscribe Casañ.

El tema "da para una segunda parte". "Lo hemos pasado bien y nosotros seguimos quedando", advierten ambos autores, que actualmente preparan presentaciones en vivo en un formato también interdisciplinar, entre la charla y el concierto, "con un cajón, una guitarra y la voz, más el diálogo, el dibujo, muchas risas y muchas dudas".