Muñequitos de gran éxito entre la población infantil, famosos por sus melenazas de colores, los pequeños ponis se lanzan a cabalgar por la gran pantalla con las virtudes conocidas (mucha animación, mucha vistosidad cromática, mucho mensaje previsible) y también con sus evidentes carencias (historias simplonas, almíbar en cantidades industriales, técnica plana).