Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre. Nadie será sometido a torturas, ni a penas o tratos crueles, inhumanos o denigrantes. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión. Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión. Éstos son algunos de los derechos incluidos en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, un documento asumido por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948. Un hito en cuya conmemoración se celebra, cada 10 de diciembre, el Día Internacional de los Derechos Humanos.

Más que una celebración en sentido estricto, este día es terreno propicio para la reivindicación, y este año no será una excepción. Amnistía Internacional ha llamado a las movilizaciones en más de cien países, entre ellos España, donde se prevén concentraciones en más de setenta ciudades. Según el director de Amnistía Internacional en España, Esteban Beltrán, la lucha por defender los derechos humanos sigue vigente, especialmente ante la actuación de unos gobiernos que, asegura, "han atacado los derechos humanos de forma constante". El activista aporta una cifra dramática: en 2016, un total de 281 defensores de derechos humanos fueron víctimas de homicidio en todo el mundo. Casi el doble que en 2015, cuando se registraron 146 muertes.

En España, Beltrán alerta de las consecuencias de la ley de Seguridad Ciudadana, cuyo resultado, dos años después de su implantación, es a su juicio "más poder para la Policía, menos garantías para que la ciudadanía defienda sus derechos y un impacto negativo en el ejercicio de los derechos de reunión pacífica, información y expresión".

Fuera de nuestras fronteras, preocupa la perenne crisis de refugiados y la escalada de la tensión entre Israel y Palestina. Dos circunstancias que conoce bien el fotógrafo asturiano Álex Zapico.

"En las próximas horas, el conflicto entre Israel y Palestina se va a agravar aún más", alerta Zapico, que en los últimos años ha recorrido múltiples zonas de conflicto y crisis humanitarias, desde Colombia hasta Irak, pasando por la frontera entre Siria y Jordania o Haití.

Con su cámara ha captado las atrocidades del Estado Islámico, la crudeza del conflicto colombiano o la lucha constante de los refugiados. A cambio, ha conocido de primera mano la esperanza y la solidaridad, tanto personal como de entidades como Mensajeros de la Paz. "Asturias es una de la comunidades que más dinero está aportando a cooperación, y eso es muy muy importante", destaca.