Al cineasta Carlos Saura le hubiera gustado ser músico o bailaor de flamenco, de hecho lo intentó en una ocasión, pero esta frustración no ha mermado el entusiasmo por lo que hace a sus "casi 86 años".

La frustración es un sentimiento que Saura (Huesca, 1932) menciona cuando repasa su vida personal, pero no aparece cuando mira atrás y ve su trayectoria profesional con más de 40 películas ("La prima Angélica" (1973) o "Cría cuervos" (1975), entre ellas) o cuando recuerda los nombres de sus siete hijos.

Recién llegado de Berlín, el cineasta aragonés se ha enfrentado a las preguntas de la más pequeña de su prole, así como la única mujer, Ana, (Barcelona 1994), en el ciclo "Trayectorias. Conversaciones sobre la cultura en España", que se ha celebrado en el Edificio Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, de la que es doctor "honoris causa".

Después de la experiencia en el documental "Saura(S)", su hija, productora de cine, ha confiado en que su padre no se mostrara tan parco en palabras como en el trabajo dirigido por Félix Viscarret. "Se negaba a contestar mis preguntas, todo lo que me decía era un sí, un no o un no sé", ha apuntado.

Así, Ana Saura le ha preguntado sobre la relación con su tierra, Aragón, y, en concreto con otros artistas como Luis Buñuel, así como por su educación en unos años tan diferentes a los que ella ha vivido y tan marcados por "tantas limitaciones".

Saura ha contestado que siempre ha agradecido mucho a sus padres, especialmente a su madre, la libertad que le dieron a él y a sus hermanos a la hora de elegir su destino, algo que, por cierto, dice, ha intentado transmitir también a sus descendientes.

"Siempre he defendido que la educación debe ser un poco más laxa, tengo la sensación de que vivimos en una sociedad en la que obligamos a los chicos a tomar decisiones demasiado pronto", ha manifestado.

Su madre, ha indicado, permitió a su hermano Antonio ser pintor y a él dedicarse a la fotografía primero y después al cine.

Aunque ha reconocido que a él le hubiera gustado ser un bailaor de flamenco, y lo intentó con una profesora gitana. Al ver la poca gracia que tenía en este arte, ella le aconsejó sin tapujos dedicarse a otra cosa.

"Me habría gustado también ser compositor y músico, y tocar el violonchelo", añade.

Es por ello que Saura afirma sentirse una "persona frustrada" que no ha conseguido "nada" de lo que se ha propuesto.

Pero en su camino como cineasta, fotógrafo, guionista o escritor no existe la frustración. La clave es la organización. "Hay tiempo para todo, sólo hay que organizarse", ha asegurado Saura, quien, a sus 85 años, "casi 86", como le corrige su hija, continúa con una agenda repleta y con nuevas películas y libros.

Así que "el problema" es otro: "Es si voy a tener tiempo para hacer todo lo que quiero", ha indicado antes de revelar el secreto de su entusiasmo, y éste es disfrutar con todo lo que ha hecho.

"No me ha costado esfuerzo, tengo muchas ganas de trabajar", ha reiterado Saura antes de matizar que cree que también ha habido un componente genético.

"Mi hermana decía que he heredado toda la genética vital de la familia", ha comentado entre risas.

Esta vitalidad le lleva a trabajar en una película musical llamada "El rey de todo el mundo", donde la música mexicana es la melodía de fondo para una ficción que cuenta los entresijos de una obra de teatro, ha explicado su hija.

O la que le llevará a rodar en octubre "El Guernica" con el actor Antonio Banderas, mientras escribe sus memorias y recopila fotografías para una exposición.

Carlos Saura se ha referido también al documental "Saura(S)", donde por primera vez, dejando a un lado el rubor, se ha puesto delante de la cámara para hablar de sus propios sentimientos.

Después de verlo, asegura que se encuentra "presentable", sin más, y que le ha servido para comprobar cómo sus hijos tienen la misma opinión sobre él.

Hay "unanimidad", indica. "Todos dicen que soy estupendo y cariñoso, pero que continuamente estoy trabajando y no les hago caso, pero es que si no, no habría hecho lo que he hecho", ha puntualizado.

Por último, Saura ha afirmado que en se siente muy aragonés, tanto que está por la independencia de esta tierra, ha bromeado, ahora que se habla tanto de secesionismo.