El público rompió a aplaudir varias veces en el teatro Campoamor durante la espectacular representación del ballet “El Cascanueces”, el primero de los dos espectáculos del Ballet Nacional Ruso en Oviedo y que concluye esta tarde con “La bella durmiente”.

Hubo buena acogida para el paso a dos, con los dos bailarines solistas de la compañía, la danza española, la danza árabe, el pas de trois, y el vals de las flores.

Bajo la dirección de su fundador Sergei Radchenko, antiguo solista del teatro Bolshoi de Moscú, el Russian National Ballet tiene como máxima la difusión del repertorio balletístico con nuevas producciones que no renuncien a los elementos clásicos del ballet ruso. Desde su creación en 1989 desarrollan su actividad a través de numerosas giras internacionales por Asia o Europa, como la que en este momento están llevando a cabo por distintos lugares de España, y que a partir de enero continuará por Estados Unidos.

“El Cascanueces”, el ballet de Tchaikovsky en dos actos y tres escenas representado ayer, es probablemente el más representado en las fechas previas a la Navidad. Se estrenó el 18 de diciembre de 1892 en el teatro Mariinski de San Petersburgo, y la escenografía tan clásica que pudo verse ayer en el Campoamor la firman Marius Petipa y Vasiliy Vaynonen, manteniendo la fidelidad a la hora de recrear el cuento de hadas.

El Russian National Ballet cuenta con un total de 48 bailarines en escena que desarrollan una gran labor de conjunto que destaca por su precisión.

Desde el punto de vista estético los trajes y la iluminación están muy cuidados, lo que agradó al numeroso público.