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Frikilandia

Un zombi que no deja de pudrirse

"The Walking Dead" llega al parón navideño de una octava temporada tediosa y sin apenas sorpresas

Daryl y Rick, en una escena de "The Walking Dead".

Si "The Walking Dead" fuera un personaje de su propia serie, ahora mismo vagaría sin rumbo tras haberse convertido en un "caminante" (o zombi) que no pudo evitar la mordedura que acabó con todos los logros conseguidos hasta el momento. La popular serie basada en el cómic de Robert Kirkman ha llegado al descanso de su octava temporada tras ocho capítulos que no han hecho más que reafirmar un desastre anunciado tras la importante bajada de audiencia que sufrió el año pasado.

La ficción arrancó el pasado 22 de octubre con la premisa de que Rick ( Andrew Lincoln) y todo su grupo de supervivientes se unían en un mismo ejército para plantar cara al desquiciado Negan, al que da vida un sobresaliente Jeffrey Dean Morgan. Después de una temporada siete donde la separación de los protagonistas y la crueldad del personaje de Dean Morgan asustó y deprimió a una gran parte de la audiencia, esta nueva entrega llegaba con la promesa de una alianza heroica entre los asentamientos de Alexandria, Hilltop y El Reino para poner contra las cuerdas a Los Salvadores y, especialmente, a su líder. No ha sido así. Si bien es cierto que "The Walking Dead" nunca se ha caracterizado por temporadas completas brillantes, donde todos sus capítulos eran dignos de mención (recordamos lo larga que se nos hizo la estancia en la granja), el hilo conductor de la trama lograba mantener enganchada a una audiencia que ganaba adeptos capítulos tras capítulo, llegando a convertirse así en una de las series más vistas del planeta. Esto cambió radicalmente a partir de la quinta temporada. Negan es un personaje demasiado importante y popular en el cómic como para ignorarlo o no darle el protagonismo que merece. El problema reside en que los guionistas han optado por alargar innecesariamente una historia que no puede ser contada del mismo modo en la televisión que en el papel, puesto que ni el público que lo consume es el mismo, ni el relato se transmite con el mismo dinamismo. La temporada ocho (advertimos de que vienen spoilers) es un viaje sin sentido que comienza con un plan elaborado y vengativo y que a los cinco minutos se torna en una catástrofe a favor del villano, quien vuelve a convertirse en el cazador de un presa diezmada y traumatizada. Probablemente lo más interesante es descubrir parte del pasado de personajes enigmáticos como el rey Ezekiel ( Khary Payton) o el propio Negan. Rick, en cambio, es sinónimo de agobio y una mente desquiciada. Para el espectador resulta increíble pensar que sus compañeros aún le sigan en sus planes y obedezcan sus órdenes.

El capítulo ochi, que marca el parón navideño de la serie, deja sin embargo una muerte importante que nadie esperaba y por la que los seguidores piden la cabeza de Scott M. Gimple, uno de los principales responsables de la ficción. Habrá que esperar hasta el 25 de febrero para tener respuestas. "The Walking Dead" tiene mucho trabajo por delante si quiere sobrevivir. Sus datos no son nada favorables: se ha despedido con una audiencia de 7,9 millones de espectadores, la más baja desde 2011 (segunda temporada). El zombi sigue caminando, pero la piel comienza a pudrirse.

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