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Rodrigo Cuevas, el niño de la toalla que lleva abrigo de pieles, retratado por Muel

En su serie de semblanzas de los jóvenes creadores asturianos, el fotógrafo gijonés se fija esta semana en el cantante y "showman"

Rodrigo Cuevas, el niño de la toalla que lleva abrigo de pieles, retratado por Muel

Antes de que Rodrigo Cuevas fuera Rodrigo Cuevas, fue el niño de la toalla. Igual no tenía más de 3 años. Siempre con la toalla al ¬cuello. O en la cabeza. Las toallas son para la ducha o para la playa, nenín. Deja de dar espectáculo.

Pero él ni caso. Ya se ponía el mundo por montera.

Luego ya Rodrigo Cuevas -hará cosa de tres años- se convirtió en Rodrigo Cuevas y dio la clase práctica de I+D más impresionante que se haya impartido en la Asturias del siglo XXI, colocándose la tonada y la tradición musical como él antes había hecho con la toalla. En esta región de paisanos tallados en carbón y acero, con una virilidad a prueba de encierru, Rodrigo es, con pluma y lentejuela, la bendita reina de nuestras montañas. ¿No queríais reconversión? Pues ahí la tenéis.

Así que aquí está Rodrigo Cuevas, en el estudio de Muel de Dios, cambiándose de ropa para hacer el recortable que aparece al lado. Sale de repente apenas cubierto con un abrigo de piel, hecho de tupé de Trump, que compró en el rastro del Campillín. Está diseñado Rodrigo con la talla y percha de los Madelman: bien formado, pero recortadín. También comparte con aquellos muñecos de los 70 el mismo modelo de calzoncillo y cierto aire de fragilidad que corre hacia dentro, debajo del bigote mercurial de Queen de la escena asturiana. Es curioso: en el escenario se sobreexpone, pero en la vida parece de soledad rural. Se retrata con las pieles, a todo esplendor, y vuelve a cambiarse al camerino del estudio. Entonces se le escucha canturrear: "A la Maripiliii la pillao un torooo, le ha metido un cuernooo por el chirimbolooo".

BIO

Rodrigo Cuevas (Oviedo, 1985) es cantante, compositor, acordeonista y percusionista. Es "electrocupletista", "showman", inventor de la "tonada glam" o del "cabaret underprao". Tanto título es para decir que le ha dado vuelta como un calcetín a la tradición musical asturiana y que Rodrigo había publicado en 2012 un disco titulado "Yo soy la maga", que pasó desapercibido para el gran público, pero fue a partir de 2014, con su espectáculo de electrocuplé, y ya en 2016, con su disco "Prince of Verdiciu", cuando pasó a convertirse en un icono de la cultura popular asturiana. Estudió Sonología en Barcelona y, antes, se formó en el Conservatorio de Oviedo. Luego ya lo puso todo patas arriba. Su último trabajo discográfico son versiones de Tino Casal y ahora llena con su espectáculo "El mundo por montera".

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