Una mirada a la catedral de Oviedo desde la nostalgia, desde la añoranza de la diáspora asturiana, es el motivo elegido por Alfredo González, Premio Nacional de Ilustración, para la felicitación navideña que, por encargo de LA NUEVA ESPAÑA, ha realizado el artista. Una obra que se reproduce en esta página y con la que el periódico quiere felicitar las fiestas a todos sus lectores.

Afrontar este reto, reconoce González, no fue fácil. "Hice dos o tres apuntes, intentando contentar a todos. Quería reflejar una Asturias total, pero resultaba complicado. Hablé con varias personas y decidí entonces hacer ese tema, una vista de la Catedral integrando la escultura de 'La Regenta' y con gente caminando por la plaza, ahora que no entran coches", relata el artista.

El resultado final, titulado "La Catedral, desde la nostalgia", es en todo caso una obra que conecta con una veta muy reconocible de su trayectoria artística. En palabras del crítico Rubén Suárez: "Alfredo González es retratista de ciudades. Son magníficas sus recreaciones de Moscú o Nueva York, con su estación central. De modo que en la presente serigrafía rinde tributo a Oviedo dibujando, desde la nostalgia, su Catedral. No ha querido cargar la mano de su manierismo artístico, quizá por un respeto innato a la hora de las deformaciones creativas, que no era necesario, y ha endulzado la imagen con la sombra de 'La Regenta' y esos caminantes coloreados que pueblan la plaza y que me han hecho recordar a Alfonso. Un genuino dibujo de Alfredo González para la colección de obra gráfica original de LA NUEVA ESPAÑA".

El diseño fue estampado, por medios serigráficos, en el Taller de las Vistillas Ediciones Erik Kirksaether de Madrid, empleando papel Vendrell de 250 gramos y doce tintas. "Puse en apuros al serigrafista, porque le hice un cielo bastante complicado. Pero el hombre lo resolvió muy bien, e hizo una carpeta muy bonita, en tonos azules, que recuerda la bandera de Asturias", revela Alfredo González. De esta obra ha hecho una edición de 80 ejemplares, numerados y firmados por el autor.

El resultado final es fiel reflejo de la personalidad del artista, que logra construir una mirada nueva, inédita, sobre una estampa icónica del urbanismo ovetense. "Alfredo González tiene lo más importante que cualquier artista puede tener: una creatividad basada en un estilo personal y muy característico. El suyo reside sobre todo en la singularidad de unas formas que proporcionan al contemplador de sus dibujos una experiencia perceptiva diferente", continúa Rubén Suárez, quien reivindica cómo el artista hizo, en su día, "una apuesta arriesgada al dibujar y publicar sus imaginativas arquitecturas de ficción en fascinante desequilibrio. Había creado un peculiar sistema nervioso para sostener sus distorsionadas y barrocas estructuras urbanas, generando una sugestiva extrañeza y una intensidad expresiva y originalidad gráfica". Unos valores que propiciaron su consagración ya en el año 2003, cuando obtuvo el Premio Nacional de Dibujo Penagos-Mapfre. Este año ha incorporado a su brillante currículo el Premio Nacional de Ilustración de 2017 que concede el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y el premio "Asturiano del mes" de abril, concedido por LA NUEVA ESPAÑA con motivo de la publicación de su autobiografía: "La ventana de atrás. Desmemorias de un dibujante".

"Asturias es mi raíz, aunque llevo fuera 71 de mis 84 años", afirma Alfredo González, natural de Agüeria de Aller pero afincado en Madrid. Por ello, señala, aceptó "encantado" el encargo de LA NUEVA ESPAÑA para realizar la felicitación navideña. "En Asturias me queda la familia, pero también están mi valle, mis ríos, todo está ahí. Eso no me lo borra nadie, ni esta memoria escasa, ya con la edad", sostiene el artista. Y es ahí donde nace, precisamente, esa mirada nostálgica, mezcla de pasado y presente, que pivota sobre los rasgos invariables de Asturias, sobre sus iconos. La mirada de la diáspora asturiana.