El escritor británico Ray Celestin expone la "conexión de jazz y mafia" en la década de 1920 en Estados Unidos en su novela El blues del hombre muerto (Alianza Editorial), que recoge el hilo argumental de su anterior obra, 'Jazz para el Asesino del Hacha' (Alianza Editorial, 2015), para construir una tetralogía sobre gánsteres y jazz desde los años 20 hasta los 70, que se completará en los próximos años.

En una entrevista de Europa Press, el autor ha explicado que durante el siglo XX existió una vinculación entre criminales y trompetistas, y que en esta segunda entrega, ambientada en Chicago, ha reflejado a través de tres sucesos: un envenenamiento, una desaparición y un asesinato, que al final de la novela acabarán entrelazándose.

"Louis Armstrong se encontraba en Nueva Orleans cuando la mafia empezó a crecer, se trasladó a Chicago y allí también había criminales, y después se fue a Nueva York y a Los Ángeles donde la mafia se enriquecía", ha apuntado el escritor, a la vez que ha remarcado que los sellos discográficos fueron fundados por Al Capone y sus sicarios para ganar dinero.

Celestin, que ha participado esta semana en la BCNegra, también indaga en la posible relación de amistad que mantuvieron el trompetista Louis Armstrong y el gánster Al Capone ya que, según el escritor británico, fueron personas tan cercanas que hasta los mismos músicos de la época se sorprendían de su buena relación.

"Uno de los amigos de Armstrong tenía que iniciar una gira hacia Sudamérica y Louis le pidió a Al Capone que mandara a agentes de seguridad para protegerle. También se sabe que cuando un amigo del trompetista tuvo un accidente, Al Capone pagó las facturas del hospital", ha explicado Celestin, que también ha enfatizado las similitudes entre ambos personajes: tenían la misma edad, un hijo con discapacidad y experimentaron un enriquecimiento paralelo.

El autor británico, que afirma haber leído biografías de artistas de la época para documentarse y que la mayoría de los personajes están basados en casos reales, define su obra como una "novela negra histórica", aunque también advierte que hay algunas cuestiones ficcionadas por el bien del libro.

Una novela que, como guinda del pastel, sigue una estructura similar a la canción 'West End Blues' de Armstrong: "Cada capítulo tiene un personaje que es como un instrumento, y luego hay secciones donde encontramos solistas, duetos y coros. Los personajes se combinan como una pieza instrumental", ha expresado Celestin.