Los responsables de las salas de arte que sobrevivieron a la última crisis económica saben que nada volverá a ser lo mismo. Y no sólo por la retracción de los mercados, sino también por el peso comercial que ha supuesto el uso masivo de las nuevas tecnologías. La necesidad de revisar conceptos comerciales heredados del siglo XIX, cuando el buen paño se vendía sin mayor problema en el arca, se ha impuesto en un sector en el que confluyen cultura y negocio, dinero y talento, novedad y tradición, realidad y deseo.

De ahí la importancia que han adquirido las ferias de arte. Un ejemplo: al calor de ARCO, que celebrará su trigésima sexta edición de los días 22 al 26 próximos, han surgido en Madrid otras seis ferias más que tienen como protagonista el arte de nuestros días. La capital española se convertirá durante esa semana en un gran escaparate de la creación internacional; uno de esos lugares en los que se debe poner pie, según aseguran los galeristas, para seguir en la cordada. Según algunos estudios, esas citas suponen el 38 por ciento del negocio anual del mercado primario del arte en España.

De Art Madrid a JustMad, pasando por Drawing Room, Hybrid, Urvanity, Flecha y ARCO -la más famosa de todas-, este mes de febrero es el de las ferias españolas de arte. Las galeristas asturianas (la mayoría son mujeres) hace tiempo que se saben la lección. "El recorrido del arte contemporáneo pasa hoy, en un mundo ya globalizado, por las ferias", asegura Aurora Vigil-Escalera, veterana de las salas de arte gijonesas. Y añade: "El público se concentra ahí durante unos días y es donde más arte se compra.

Vigil-Escalera acudirá a Art Madrid (del 21 al 25 de febrero) y estará también en JustMad (del 21 al 26 de febrero). Su galería estará representada en la primera de las citas por tres artistas aún jóvenes pero con una obra ya asentada: el asturiano Pablo Armesto, el mallorquín Santiago Picatoste y el andaluz Jorge Hernández. Y con obras de algunos nombres importantes del arte español actual participará en la primera de las ferias mencionadas: Chema Madoz, Pablo y Juan Genovés, Rafael Macarrón, Ismael Lagares y los asturianos Armesto y Herminio. "Hay que salir de la región y mostrar, es básico", señala una galerista que ha acudido, en los últimos años, a las ferias internacionales de Lima, Lisboa o Miami.

"El artista tiene que crecer y para eso hay que abrirle nuevos mercados y ponerle en el mundo", subraya Gema Llamazares, otra veterana del galerismo gijonés que entendió hace tiempo la necesidad de estar en las ferias de arte. Ha estado presente, por ejemplo, en las de Milán, Bogotá o Miami. Ha colgado en su sala obra de artistas muy reconocidos, caso de Sicilia o Broto, pero prefiere defender a artistas jóvenes y a ser posible asturianos cuando acude a las citas feriales. Llevará a JustMad obras del multidisciplinar creador gijonés Avelino Sala, así como las delicadas telas de Estefanía Martín Sáez, una escultura del también joven pintor cangués Federico Granell y las siempre sugerentes piezas de Yutaka Mori. Gema Llamazares participará, asimismo, en la muy exclusiva Drawing Room (del 22 al 26 de febrero), una feria consagrada al dibujo. Es una disciplina que se ha vuelto a poner de moda, si es que alguna vez ha dejado de tener interés. Participará con piezas de la serie "Veladas", de la avilesina Soledad Córdoba, más conocida como fotógrafa. Y con obra figurativa, asimismo, del albaceteño José Luis Serzo.

La sala Bea Villamarín, otra galería gijonesa con una línea de apuesta por los jóvenes valores, llevará a JustMad (este año abrirá en la calle Núñez de Balboa) esculturas de Carlos Tárdez, así como obras de la barcelonesa Mónica Subidé y del madrileño Rubén Martín de Lucas. También estará en Art Madrid (una feria a la que la galerista le tiene "cariño") con un proyecto individual de la escultora Candela Muniozgurren, una de sus apuestas artísticas. "Hay que ir a las ferias porque te ofrecen oportunidades de venta y son una conexión con lo que está pasando en el mundo del arte; es esencial estar ahí y, además, en Madrid hay un nivel muy alto", hace resaltar la joven galerista. Bea Villamarín tuvo participó este año en su primera feria internacional, en Estrasburgo.

Diego Suárez, buen conocedor de los entresijos del mercado del arte por su vinculación familiar a la casi legendaria sala gijonesa Altamira, estará con su galería ATM en Drawing Room. Prefiere apostar, en este caso, por un solo artista. Se trata del puertorriqueño Gamaliel Rodríguez, un creador que ha logrado hacerse un nombre en el competido mundo artístico neoyorquino. "Es una propuesta arriesgada, pero prefiero que se focalice todo el interés sobre un solo artista", indica. Es un galerista que lleva tiempo participando en ferias internacionales: de Madrid a Londres, pasando por Lima, Bogotá o Miami. "Son una verdadera oportunidad para los artistas porque ahí, en esas citas, están todos los agentes implicados en el mundo del arte: de los coleccionistas a los críticos; si la obra de los artistas se queda sólo en Asturias, están limitando sus posibilidades", afirma. Sabe, además, que muchas instituciones esperan a febrero para poner el foco sobre las ferias madrileñas: "Sólo compran arte durante esos días".

La galería oventese Arancha Osoro estará presente en Art Madrid. Osoro presentará en Madrid una buena selección de artistas asturianos. Allí estarán las escultura de vidrio de Luis Paredes, la colorista pintura asbtracta sobre papel de Nuria Formentí, el limpio preciosismo de Jezabel Rodríguez, las esculturas en madera de pino de Kiko Miyares y las animalistas formas que traza Roberto Rodríguez sobre la tabla.

La experiencia de la galerista ovetense en la feria de arte contemporánea madrileña, a la que ha acudido en cuatro ocasiones, es positiva. "Cada vez se vende menos en la galería, la gente es más reticente a entrar, y más en las ferias", resume María Martínez Vallina, que defiende el espacio expositivo ovetense junto a Arancha Osoro. Las asturianas se han encontrado con la paradoja de ovetenses que acuden a las ferias madrileñas a comprar obra que bien podrían adquirir en su ciudad. La presencia en la feria les permite no sólo dar a conocer a los artistas asturianos y vender su obra sino estar al tanto de las últimas tendencias tanto artísticas como expositivas.

La galerista Guillermina Caicoya también estará presente en Madrid, en este caso en la feria de arte emergente JustMad. Caicoya lleva a Madrid los trabajos de Mario Espliego y Carla Grunauer, en un diálogo curado por Alfredo Aracil que explora de qué manera nos encontramos con que la nostalgia impregna nuestra cultura, mezclando lo propio con lo ajeno y el pasado con el presente. Se trata del "Proyecto mal de archivo". Las obras de Carla Grunauer y Mario Espliego, desde una forma de hacer que borra los límites entre pintura y escultura, trabajan sobre la actualidad de nociones como influencia o tradición, en el contexto de una cultura ansiosa de información, a veces incluso angustiada, que ha hecho de la arqueología una forma privilegiada de investigar la relación entre memoria e historia.