El piano es uno de los instrumentos solistas imprescindibles en la temporada de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA), como se vio en los programas de 2017. Y con el instrumento rey retomó la OSPA su temporada de conciertos esta semana, en Gijón y Oviedo, tras echar el telón la temporada de Ópera de Oviedo, con una actuación de la orquesta ejemplar en el foso del "Pelléas et Mélisande" de Debussy. Así, con la OSPA recaló el joven pianista chino Haochen Zhang, que ya sorprendió en 2016. Entonces, Zhang me hacía reflexionar sobre los nuevos valores de la interpretación musical, y la importancia de la apreciación de las calidades sonoras para las que se repliega la técnica, pensando en algunos grandes nombres del piano. Entonces, Zhang nos conquistó con el "Cuarto Concierto" de Rachmaninov, y con este compositor regresó a las tablas asturianas.

A pesar del exceso de "azúcar" que parte de la afición rechaza en las obras del ruso, otros valoramos su lenguaje personal e íntimo, que en sus conciertos asoma en melodías en toda la extensión del teclado, con sus juegos de densidades sonoras y su vitalidad rítmica. Esto, teniendo en cuenta que los conciertos del ruso para piano de mayor éxito fueron los dos anteriores, por su inmediatez lírica, como valoraba Luis Suñén en las notas al programa. Zhang se sumergió en el "Concierto nº 1 en fa sostenido menor, op. 1", para interpretar desde las entrañas esta obra con la que se inicia el catálogo de Rachmaninov. No en vano se trata de una obra de gran impulso que por momentos arrebata, con una tensión desbordante como se palpó en la "cadenza" virtuosa del "Vivace". Zhang mostró un dominio absoluto del piano. A su potencia y claridad de mecanismo se une la capacidad de modelar el sonido con gran riqueza expresiva; pura emoción, con el apoyo de una orquesta multicolor, para revelar la variedad de texturas de la obra. Baste como ejemplo las sutilezas del piano en la interpretación del movimiento "Andante", o los contrastes del último "Allegro" con su parte central preciosista.

Hay que celebrar además el regreso de Carlos Miguel Prieto, director mexicano de origen asturiano al que en Asturias se le tiene especial cariño. Aún recuerdo el homenaje que en 2009 se le dedicó en Oviedo a su padre, el reconocido violonchelista Carlos Prieto. Los aficionados esperaban el regreso del director, que dejó huella de nuevo en el podio de la OSPA. Entonces hice memoria y recordé su visita hace ocho años con obras de Chávez y Michael Daugherty, y la consistencia de la interpretación de la OSPA en aquella velada. Esta semana tampoco faltó la nota mexicana en el programa, con "Homenaje a Federico García Lorca" de Silvestre Revueltas (1899-1940) que, junto con Chávez, son dos figuras distintivas de la música mexicana. El ensemble de cámara de la OSPA que protagonizó la apertura de la velada sonó con firmeza en esta obra de carácter libre, exigente para los vientos -bravo, los metales-, y que une fronteras con elementos populares, mientras el efecto de patrones repetitivos (ostinato) aporta vitalidad y tensión a la obra.

Sin duda todas las secciones de la OSPA al completo funcionaron a la perfección ya en la "Primera Sinfonía" de William Walton (1902-1983), que dio título a esta cita con el sinfonismo británico, tan desconocido en los escenarios de Asturias. En manos de Prieto degustamos esta magna obra hasta el detalle, con el suspense de las tensiones internas hasta resoluciones apabullantes, y con una coherencia de desarrollo a partir del equilibrio del conjunto, que hizo que la segunda parte del concierto de la OSPA dominase la jornada. Así descubrimos al compositor de Lancashire, con una obra cumbre de la música inglesa que escuchamos por primera vez con la OSPA, y en la que se valora la influencia de Sibelius, probablemente por el tratamiento de los temas musicales y su contenido emocional hacia las conclusiones finales de los movimientos, en la estructura de la sinfonía.

Un concierto, con todo, redondo, que tuvo sin embargo un sabor agridulce por la pérdida reciente de Elena Herrera, nombre fundamental en la actividad lírica de Asturias. El concierto del viernes se dedicó así a la memoria de la directora de origen cubano, con el sentir de todos los presentes.