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GABRIEL ORDÁS | Compositor, estrena con la OSPA "Onírico"

"Escuchar de una orquesta una obra propia es especial, recibes otro punto de vista"

"He creado una fantasía sobre el sueño humano, el trance hasta despertar"

Gabriel Ordás, ayer, en el ensayo del auditorio de Oviedo.

Gabriel Ordás es de Oviedo, del barrio del Cristo. Se estrenó tocando en el Auditorio cuando estaba en sexto de Primaria en el colegio Baudilio Arce. Es un estudioso de la música y un compositor e instrumentista muy precoz. Tiene 18 años y varias obras escritas. La última, "Onírico", la estrena con la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) el jueves (20.15 horas) en la Casa de la Cultura de Avilés y el viernes (20.00 horas) en el auditorio Príncipe Felipe de Oviedo. Reflexiona con LA NUEVA ESPAÑA sobre la obra, lo que transmite y lo que supone para él esta experiencia con la orquesta dirigida por Rossen Milanov.

- ¿Qué es "Onírico"?

-Es una fantasía que versa sobre lo que sería el sueño humano, esto es una especie de recorrido, un viaje; lo que sería ese trance de estar despierto hasta pasar a lo más profundo del sueño y luego volver a despertar. Eso es lo que se narra.

- ¿Cómo es instrumentalmente?

-Para esta ocasión he tenido la oportunidad de trabajar con una gran plantilla sinfónica bien surtida de todos los instrumentos; un lujo. Tienes una paleta aún más grande, más efectos de sonido que pueda emplear para expresar todo lo que tienes en mente.

- Dirige Milanov, ¿qué ha dicho de la obra?

-Tuvimos hoy (por ayer) el primer ensayo y están todos contentos. El primer ensayo es el más complicado porque siempre se está más inseguro. Pero esta vez las sensaciones han sido muy buenas.

- Y además es violinista.

-Desde los 6 años llevo estudiándolo fuertemente. Además estoy haciendo piano. No como instrumento complementario, sino como especialidad.

- ¿En "Onírico" interviene como instrumentista?

-En este caso dejo la partitura a disposición de la OSPA. Eso es también muy importante; tratar de expresar tu idea a través de los intérpretes.

- ¿Y qué sensación tiene cuando escucha su obra?

-Es una sensación muy especial. Lo primero que sientes es una especie de "shock". Pero es bueno porque recibes otro punto de vista; al fin y al cabo la función del músico es interpretar en el más puro sentido de la palabra y eso implica que la obra pasa por unas premisas formadas por sus estudios y su forma de entender la obra. Los músicos le van a dar otro bagaje. Lo recibo como algo muy positivo y un momento de disfrute y autocrítica a partes iguales.

- Con 18 años ya ha compuesto varias obras.

-Llevo unas 40 obras registradas en la SGAE: para gran orquesta, ensemble, grupos de cámara... Ahora estoy con una ópera.

- O sea, que lo de la composición es ya desde los tiempos de la primera comunión.

-No exactamente (ríe). Pero mi primer encuentro con la música fue con 7 años. Mi padre me regaló un bloc de pentagramas en blanco y yo me puse a rellenarlos. Pero seriamente comencé a los 11 años.

- Como Mozart...

-Yo con unos años más. De hecho en mi primera entrevista con LA NUEVA ESPAÑA me llamaban eso ("el Mozart ovetense"). Tengo preciosos recuerdos de esa entrevista.

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