Un artista es fundamentalmente su obra. Y si es sobresaliente, como en el caso de la del recién fallecido Alejandro Mieres, la insistencia en la alabanza se da como asunto sabido. Más difícil es encontrar, cuando desaparece un creador de larga y contrastada trayectoria, la unanimidad en el elogio al talante personal -humano, familiar, ciudadano- del difunto. Con la muerte el pasado martes a los 90 años del pintor nacido en Astudillo (Palencia), y avencidado en Gijón desde hace casi seis décadas, no cabe más que dejar constancia de la falta de discrepancia: una figura de extraordinaria consistencia artística en la que confluían además los valores que en Asturias suelen resumirse con tres palabras: "Un buen paisano".

Ese cariño hacia Alejandro Mieres, considerado el patriarca de los artistas asturianos por el galón de la edad y el de sus muchas luchas en favor del gremio, se vio en el homenaje que recibió en el Museo Barjola en septiembre de 2016. Y se revalidó ayer en el tanatorio de Cabueñes, también en Gijón, donde familiares y amigos despedirán hoy al pintor con un homenaje de factura sencilla: un micrófono abierto ante el que podrá hablar quien lo desee. Un acto de plaza abierta que condice con la cualidad de gran y enjundioso conversador, bajo su boina y unido a su cigarrillo, que caracterizaba al desaparecido maestro.

El poeta Paco Álvarez Velasco, uno de los amigos que tiene previsto intervenir hoy en esa ceremonia laica, leerá por ejemplo los haikus que Alejandro Mieres fue componiendo al tiempo que pintaba. Geometría, color y lirismo, son los tres ejes de una obra que se expandía en ocasiones hacia esa estrofa de origen oriental en la que una tríada de versos (diecisiete sílabas) puede resumir el mundo: "Cielos grises/ con aves dibujando/ inmensidades". Intervendrán también, entre otros, Emilio Amor, Juan Carlos Gea, José Antonio Ayensa o el instrumentista Miguel Ángel Fernández.

El presidente de Asturias, Javier Fernández, se mostró ayer consciente de la trascendencia del legado artístico y humano de Alejandro Mieres. Acudió al tanatorio de Cabueñes hacia las tres de la tarde, después de un Consejo de Gobierno y acompañado del Consejero de la Presidencia, Guillermo Martínez. Dio el pésame a los familiares e hizo el retrato del pintor desaparecido: "Lamentar su muerte. Ha sido un honor cuando hace dos años se le distinguió con la Medalla de Asturias. Y un honor también que este palentino hubiera elegido Gijón y Asturias para hacer su obra personal y artística". Los hijos de Alejandro Mieres recibieron ayer en la sala 3 del tanatorio de Cabueñes, que en su día ayudó a decorar Federico, el primogénito, numerosos testimonios de condolencia al pie de unas palabras del gran poeta alemán Friedrich Hölderlin. Es prematura cualquier especulación sobre la posibilidad de poner en marcha una fundación o institución similar que preserve el legado del pintor. Se estudiará con cariño, explicaron algunos familiares.