Alejandro Mieres tuvo una destacada militancia socialista. La UGT quiso en 1979 que fuera el candidato del PSOE a la Alcaldía de Gijón. Huyó de la política activa cuando alguien, en una asamblea, le tildó de "iluminado". El presidente del Principado no hizo ayer referencia a esa etapa: "Lo conocía como artista y a raíz de la concesión de la Medalla; sabía quién era: una persona con compromiso social y político, pero lo conocí en aquellos días". Y más. "Ha sido una figura muy reconocida del arte asturiano, presente en los mejores museos de España y, por supuesto, en el de Bellas Artes de Asturias".

Las páginas de testimonios del tanatorio de Cabueñes mostraban ayer la escritura del cariño hacia el pintor: "Gracias por todo lo que nos diste", escribió Arlé Corte, directiva de la Sociedad Gesto. Alejandro Mieres mantenía una muy estrecha relación con "Extremófilos", colectivo de artistas. Con ellos se reunió muchos martes en la cafetería del Antiguo Instituto, al regreso de las sesiones de diálisis. Rúbricas también de los alumnos a los que dio clases de dibujo durante treinta y tres años.

Pasaron ayer por la sala mortuoria de Cabueñes Marcelo Palacios, exdiputado y fundador del Comité de Bioética, o artistas y escritores como Maite Centol, Eladio de Pablo, Fernando Menéndez, Javier Canteli, Rafael Arroyo, José Paredes, Álvaro Noguera o Julia Barroso. Coronas del Principado o de Gesto (con banda republicana), pero también del municipio palentino de Astudillo, el solar natal de Alejandro Mieres. Y unas palabras de Joseba Ayensa: "Ahora has dado el salto al vacío de los espacios; permanece en la eternidad y transmútate en la obra que donas a la humanidad". El pintor ingresó el pasado viernes ya muy grave en el Hospital de Cruz Roja, en Gijón, tras sufrir un ictus.

Alejandro Mieres estuvo muy unido a su esposa, Rosa María Velilla Alathene, que falleció en 2015. Fue la compañera de su vida. Sus hijos quieren que las cenizas el artista reposen en un lugar querido: el huerto del Alto de la Madera. El pintor-catedrático tenía allí también estudio. Amaba el mar, los prados, las aves.