El contratenor argentino Franco Fagioli (Tucumán, 1981) actúa mañana en el Auditorio Príncipe Felipe de Oviedo, a partir de las 20.00 horas, dentro del programa de la "Primavera Barroca". El concierto se enmarca además en la gira de presentación en España de su nuevo disco: "Haendel Arias".
- ¿Cómo llega un argentino de Tucumán a convertirse en cantante de ópera?
-Primero que nada, de chico canté mucho en coros: de niño era soprano. Tenía experiencias muy bonitas, como cuando hacía solos en el coro o como una que hice de uno de los niños de "La flauta mágica". Una experiencia maravillosa. Me dediqué al piano y jugaba con el canto. En Argentina no tenía ni idea de lo que suponía la figura del contratenor: para mí lo que hacía pensaba que era imitar a mujeres. Hasta que vi actuar a James Bowman y pensé: "¡Ah, pero hace lo que hago yo!". El haber estudiado piano, me fue luego muy necesario para poder dedicarme al canto.
- Entiendo que esa experiencia también le permite tener una visión más global de la ópera.
-Totalmente. Cuando eres músico y cantante se nota, cuando un cantante tiene ese bagaje se nota mucho.
- Háblenos de ese proyecto discográfico.
-El álbum de Haendel llega en un momento muy lindo. De un contratenor se esperaría que un primer trabajo de difusión sea haendeliano. Pero nosotros empezamos con Rossini, y anteriormente trabajamos otros cantantes y compositores. En este tiempo, he podido ya trabajar muchos de sus títulos en el escenario, tiempo de estudio y análisis, de digerir arte haendeliano. Hasta que llegó el momento de hacer un disco y lo concretamos con Deutsche Gammophon, sobre una selección con varias de las arias más representativas. Finalmente, hablamos es de un homenaje a Haendel.
- Habla de la importancia de Haendel para un contratenor, ¿a qué se debe?
-Resulta que Haendel, que ha escrito todas estas óperas maravillosas, permite al cantante un lucimiento excepcional, y cubre todos los aspectos de la música barroca: tiene esas arias que recorren la felicidad, la melancolía, hasta la tragedia. La música de Haendel es una excepcionalidad para el corazón. Y pasa que en su época también existían los contratenores: grandes castrati. Escribían para estas voces, y Haendel en concreto creó un estilo. Tenía un sentido de la universalidad, más allá de que escribía para esas gargantas. Tenía un lenguaje más accesible, no sólo hacia el público: también hacia el cantante, creando un estilo operístico directo hacia el corazón. Me gusta pensar en Haendel como en el Andrew Lloyd Webber del barroco, porque también fue un empresario que buscaba entretener al público, conectar con él. Sus obras eran los musicales de la época. En mi caso, que me he formado más en la escuela del "bel canto" italiana, la música haendeliana se adapta muy bien a mi tipo de canto.
- Es su primera vez en Oviedo.
-Así es, y estoy encantado de estar por aquí. España es un lugar al que siempre estaba deseando venir a actuar, pero que siempre se estaba posponiendo. Empezamos este año con este tour.
- En la ciudad hay mucho interés por la música clásica, también por el barroco.
-Lo sabía, y es verdad que en España hay muchos grupos que se encargan de la música barroca. Es un movimiento muy interesante, espero que la gente de Oviedo vaya al concierto y encontremos un momento artístico en el que puedan participar activamente.
- Cuando hablamos con músicos, también con cantantes, suelen hablar de que son como deportistas de élite. ¿Lo considera usted así?
-Lo ha descrito muy bien cuando hablas de que somos como deportistas. Se podría decir que la práctica del canto tiene mucho de deporte, o de cómo se manejan los deportistas. Se hace un uso de la voz extremo, como el deportista hace un uso excesivo de su cuerpo. Más allá de la buena técnica, no podemos dejar de lado que el canto lírico tiene un uso del apartado vocal a niveles mucho más complejos.
- ¿Y cómo lleva esa exigencia y los sacrificios que debe hacer para cuidar su voz?
' que nada soy una persona, intento asimilar que canto a mi humanidad misma. Creo que un poco va por ahí, más allá de los cuidados. En el caso de los cantantes, el instrumento está allá, dentro, y dependemos de la salud.
