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Un decálogo feminista prohíbe leer a Neruda y jugar al fútbol en las escuelas

Una propuesta avalada por CC OO desata una ola de críticas al plantear baños unisex en los centros y desterrar el uso del masculino plural

Un decálogo feminista prohíbe leer a Neruda y jugar al fútbol en las escuelas

Puede que la educadora Yera Moreno y la profesora de la Facultad de Educación de la Complutense Melani Penna guarden su decálogo del feminismo en algún cajón del despacho. Y puede que alguien en Comisiones Obreras (CC OO) esté pidiendo a gritos la cabeza en bandeja de plata de quien decidió publicar tal decálogo. Fue hace unos días en la revista "TE", de la Federación de Enseñanza del citado sindicato, y desde entonces ha cosechado una oleada de cientos de respuestas criticando el contenido del artículo. Hay casi unanimidad y los palos rayan lo cruel: "Son fascistas de manual", "El feminismo ha muerto, viva el feminazismo", "Es una sarta de ocurrencias y despropósitos analfabetos y sectarios", "Un esperpento", "Un cúmulo de sandeces"... Hombres y mujeres. Se supone que en su mayor parte cercanos a Comisiones Obreras. Decenas de personas anuncian su intención de darse de baja en el sindicato.

¿Qué puede promover este terremoto? El decálogo famoso de Moreno y Penna que pide "eliminar de los temarios libros y/o autores machistas como Pablo Neruda", citando expresamente "Veinte poemas de amor y una canción desesperada". Entre los proscritos españoles están Arturo Pérez-Reverte y Javier Marías "con cualquiera de sus libros".

Hay más prohibiciones. Por ejemplo, "el fútbol en los patios de recreo", que es "un juego competitivo que monopoliza el espacio y excluye a quienes no participan en él". Las autoras del decálogo piden "eliminar" todos los nombres de centro "que sean católicos o hagan referencia a militares, políticos o juristas". No explican lo de los juristas.

Paridad filosófica

Yera Moreno y Melani Penna creen que es preciso "feminizar la historia del arte y la cultura", y plantean una serie de nombres de mujeres, desde la antigüedad hasta nuestros días, que bien podrían tener cabida en las clases. Tienen razón en muchos de ellos. El punto 4 generó estupefacción en algunos de los lectores, como se refleja en los comentarios a pie de página. Se pide "incluir al menos la misma cantidad de mujeres filósofas que de hombres filósofos en el temario de Historia de la Filosofía". Las autoras del artículo dan ideas, desde Hipatia de Alejandría hasta la contemporánea Judith Butler.

La paridad es exigida en los libros de literatura de los currículos y también incluyen autoras, comenzando por la gran Virginia Woolf. Y piden recalcar "la faceta misógina" de ciertos escritores "hegemónicos", como Rousseau, Kant y Nietzsche.

Hay lectores que se lo toman con filosofía. "¿Es una broma, verdad?", ironiza uno. "Entre vuestro punto de vista y el de Jiménez Losantos no dejáis espacio para el sentido común", reflexiona otro.

Hay un apartado del decálogo (de 19 puntos) que llamó la atención. Dice textualmente: "Emplear en el centro por el conjunto del profesorado un lenguaje no machista, usando el femenino para hablar o el género neutro con la "e". Por ejemplo, todes" para referirse a todos. Suena muy asturiano.

Las autoras aportan un nuevo palabro y reclaman "desheterosexualizar" la escuela. Y piden "no separar los baños entre hombres y mujeres. Los baños pueden ser espacios comunes si se nos enseña a que lo sean".

La frenada en seco de CC OO fue automática. Francisco García, que es el secretario de la Federación de Enseñanza, aseguró que "el sindicato se desvincula completamente" del contenido del artículo. CC OO intentó salvar los muebles colgando una versión menos heterodoxa del decálogo.

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