El 77,4% de los conductores españoles prefiere conducir de manera convencional y manual a que le lleve un vehículo autónomo, según se revela del estudio 'Vehículo autónomo: opinión de los conductores españoles', elaborado por el Instituto de Tránsito y Seguridad Viaria en colaboración con la Universidad de Valencia y el CNAE, y presentado este jueves 15 de marzo en Madrid.

En concreto, los motivos que justifican la elección de la conducción convencional hacen referencia a dos cuestiones que son, por un lado, el placer que supone conducir, indicado por el 58%, y por el otro, la seguridad que tiene el conductor en sí mismo por encima de la máquina, con un 65%.

Los datos del informe se han obtenido a partir de 1.205 entrevistas online realizadas a conductores de vehículos entre 18 y 65 (54,4% hombres y 44,6% mujeres), de todo el ámbito nacional, y teniendo en cuenta las variables del nivel cultural del conductor, el tiempo que lleva con el carnet de conducir, su uso habitual o no de instrumentos tecnológicos, el sexo y la edad.

Asimismo, el estudio pone de manifiesto que el 87% de los conductores no ha pensado en comprarse un vehículo autónomo frente a un 12,9% que sí lo ha hecho. En este contexto, el catedrático de la Universidad de Valencia, Luis Montoro, ha matizado que existe una "gran diferencia entre géneros". Los hombres se muestran así más favorables en la adquisición de este tipo de vehículos (16%) en comparación con las mujeres (9%).

En cuanto a los sentimientos que produciría el vehículo autónomo sobre los conductores (en una escala de valoración de 1 a 5, donde 1 es nada y 5 es mucho), el sentimiento de desconfianza, inseguridad, miedo y estrés ocupan las puntuaciones más altas (3.38,3.36,3.19 y 3.06 respectivamente).

En este sentido, ha precisado que se vuelve a encontrar un sesgo de género y que las mujeres presentan puntuaciones medias más elevadas que los hombres, estando más cercanas a la desconfianza que los varones. "Esta diferencia de datos entre mujeres y hombres se ve reflejado en casi todo el estudio concluyendo que las mujeres se encuentran más reacias a la utilización de estos vehículos", ha señalado.

En concreto, las mayores preocupaciones que genera este tipo de conducción son que el vehículo pueda ser hackeado y controlado por un tercero, que el vehículo autónomo pueda provocar un accidente del que sea responsable el conductor cuando éste no tenía el control del mismo, o que las decisiones sobre el vehículo no sean del conductor, sino del sistema.

Respecto a las situaciones en las que se considera más adecuado el uso del vehículo autónomo, destacan aquellas en las que el conductor no se encuentra en las condiciones idóneas para conducir como haber consumido alcohol, medicamentos o drogas (valor medio de 3.87) y cuando se encuentra cansado (3.72).

En cualquier caso, según el informe, los encuestados consideran que los trayectos cortos, los desplazamientos diarios y cuando el conductor va acompañado de menores como las situaciones menos adecuadas para su utilización, probablemente "debido a la citada desconfianza" que suscita el no controlar de manera manual tu propio vehículo.

Asimismo, para los conductores españoles, el alto precio de mantenimiento de estos vehículos y la falta de atención al tráfico son las principales desventajas. En cuanto a las ventajas, señalan la reducción de combustible y la utilización del tiempo en otras actividades como las más destacables.

En este contexto, Montoro ha matizado que en "términos técnicos" la conducción autónoma se clasifica en seis niveles, de cero a cinco, siendo cero el vehículo que es totalmente manual y cinco el vehículo en el que no sería necesaria la intervención del ser humano. "Ahora nos encontramos en torno al nivel tres con avances en el mantenimiento de carril, de velocidad de crucero o incluso del aparcamiento automático", ha precisado.

Por ello, recomienda no pecar "de un optimismo tecnológico desmesurado", puesto que, aunque se pretende llegar a nivel cinco, para él hay aún "mucho que solucionar" sobre todo en cuatro áreas: la tecnológica, la sociolegal, la moral y la personal.

En cuanto a la tecnológica, ha destacado que todavía se necesita desarrollo en tecnologías como videocámaras especiales, sensores en3D y ultrasónicos o mapas cartográficos, entre otros. Asimismo, en cuanto al área sociolegal, resalta que quedan muchas cuestiones por resolver como si se mantiene el mismo carnet de conducir, cómo serían los seguros o quién sería responsable en caso de accidente.

En cuanto al dilema moral, indica que en caso de que falle el sistema la máquina no sabría tomar decisiones de manera ética. Por último, resalta que hay que reflexionar sobre el área personal puesto que, a su juicio, "los inventos son para las personas y de ellos depende su éxito en el futuro". Por ello, considera "imprescindible" estudiar la opinión que tienen los actuales conductores al respecto.

Así, han estudiado también qué se opina sobre la formación para la utilización del vehículo autónomo concluyendo que uno de cada diez conductores piensa que estos vehículos se podrán conducir sin necesidad de poseer ningún permiso de conducir especial, frente a un 47% opina que sí será necesario un permiso de conducir especial. Por otra parte, el 43,% cree que el permiso de conducir actual sería suficiente.

En concreto, el estudio revela que el 81% de los encuestados cree que los conductores necesitarán una formación específica, mientras que sólo dos de cada diez no lo cree así. "Supongo que las autoescuelas ya se estarán preparando para adaptarse a los avances que vienen", ha expresado Montoro.

Por último, el catedrático ha destacado que la mayor preocupación de los peatones en relación a esta cuestión es la duda de quién sería el responsable en caso de un atropello. "En cualquier caso, aún queda mucho por hacer, y la carreteras no están preparadas para que se pueda utilizar de manera individual este tipo de vehículos. Es un avance que se espera a más largo plazo", ha concluido.