De Leila Slimani sabíamos gracias a su prodigiosa novela “Canción dulce” que es una escritora capaz de estremecer sin alzar nunca la voz pero dejando que cada palabra cale en el lector de forma inapelable: una prosa sugestiva de compleja sencillez, un talento poco común para dibujar personajes con trazos firmes a la par que sinuosos, una capacidad incuestionable para mantener un ritmo implacable de la narración hasta cristalizar un final rotundo, inolvidable.

Aquella extraordinaria obra (la segunda de Slimani tras “Dans le jardín de lógre”) que hurgaba con el escalpelo de una intriga inquietante en las heridas más sangrantes de una sociedad llena de sombras y toxicidades, ganó con toda justicia el premio Goncourt 2016 y gracias a la admirable editorial Cabaret Voltaire pudimos disfrutar de una nueva y poderosa voz. Slimani, nacida en Rabat en 1981 de padre marroquí y madre franco-argelina, vuelve ahora a la actualidad editorial con Sexo y mentiras, un libro de bravura asombrosa engarzado en cierto modo con su primera novela, que abordaba la adicción sexual femenina sin tapujos.

Estamos ante un libro, resume la editorial, que “observa una juventud marroquí amordazada, en una sociedad donde el sexo se consume como mercancía. Desde la infancia, a chicas y chicos se les educa inculcándoles una cohibición y una vergüenza que les marcará toda su vida. La mentira es la norma con tal de que el honor, la virginidad y las apariencias sean salvadas. En Marruecos, esta inmensa miseria sexual es utilizada como herramienta de sumisión; la ley castiga y proscribe toda relación sexual fuera del matrimonio. Las mujeres con las que Leila Slimani se entrevista le confiaron sin tapujos su vida sexual. La inmensa mayoría intentan liberarse, en un combate íntimo, desgarrador. Frente a la hipocresía social, las jóvenes sólo tienen una alternativa: virgen o esposa”.

El arranque del libro es elocuente: “Cuando en el verano de 2014 publique mi primera novela, algunos periodistas franceses se sorprendieron de que una marroquí escribiera una obra así. Con ello se referían a un libro sobre sexo escrito con toda libertad, de temática ‘trash’ y cruda, y que cuenta la historia de una mujer que padece adicción al sexo. Era como si culturalmente yo tuviera que ser más recatada, más reservada. Contentarme con escribir un libro erótico de reminiscencias de Sherezade. Sin embargo, ¿quién mejor que los magrebíes para tratar los temas relacionadas con el drama sexual, la frustración o la alienación?”

Un apunte biográfico: tras concluir sus estudios en el liceo francés de Rabat, Slimani se matriculó en el Instituto de Estudios Políticos de París y, posteriormente, en la Escuela Superior de Comercio. Allí se especializó en medios de comunicación. Tras acumular experiencia como de periodista en “L’Express” y “Jeune Afrique” optó por dedicar todos sus esfuerzos a la literatura. Esfuerzos ampliamente recompensados hasta el momento.

La crítica francesa se rindió a “Sexo y mentiras” como lo había hecho con sus anteriores propuestas narrativas. Del libro se ha escrito que cuenta con sencillez e inteligencia la realidad de un país, Marruecos, donde la sexualidad es tabú y también obsesión. Mujeres maltratadas, violadas, casadas demasiado jóvenes… Un país esquizofrénico que impone a todos “la mentira y rechaza la educación sexual”. Y se subraya que Leila Slimani devuelve la dignidad “a las mujeres marroquíes que escogen el tortuoso camino de la emancipación sin ningún apoyo”.