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Hablemos en serie

La facilidad humana

"Easy" cuenta, a veces con acierto y otras sin él, pequeñas historias llenas de naturalidad y realismo

Fantasías para romper la rutina

Qué bien aprovecha Easy sus 25 minutos de duración. Tira con bala a diestro y siniestro. "¿Por qué no quiero sexo? ¿Porque lo veo planchar y fregar?". Pareja en estado de alerta roja. Él se consuela con el porno, ella tiene buenas relaciones con su propio consolador. A que te pillo. Más episodios. Hay que luchar por romper la rutina sexual. Él se disfraza de albañil, ella de criada. Simulacro de porno cutre. Así es imposible. Móviles impertinentes, niños inoportunos. Él lo tiene más fácil para llegar al clímax. Ella no. Ella se arma de paciencia. Finge. Preparar un desayuno es una forma de invocar felicidad. Falsa, claro. Pasamos a otro capítulo. Lesbianas veganas que declaran la guerra a la depilación. Uno más: gente que fabrica cerveza ilegalmente. Y más, más, por favor: parejas que compran un sofá. Oh, qué invitación tan irresistible para ser infiel. Hablando de cuernos: un escritor los convirtió en material para su obra. Habrase visto. No le importa lo que piensen pero no le hace mucha gracia que una amante fugaz le pague con la misma moneda y le convierta en víctima de las nuevas tecnologías. Tan fisgonas. Las redes sociales y las apps de encuentros clandestinos ayudan mucho a los frotamientos inesperados. Incluso pueden terminar en tríos que animen un matrimonio cansado. Pero no solo de sexo vive la serie. Hay un capítulo en el que un vecindario obsesionado con robos de paquetes se transforma en un retrato sociológico sobre un microcosmos muy norteamericano. La América profunda. Tan superficial. Durante una terapia matrimonial se sueltan bombas de relojería. Ella? bueno, ella quiere una relación abierta. Y él? bueno, él intenta seguirle el paso en eso de las aventuras consentidas. Las experiencias son distintas, las consecuencias pueden unir. O no. Desde luego, les ayuda a conocerse mejor con sus citas y quizá en el último momento lleguen a la conclusión de que más vale lecho conocido que erección / masaje por conocer. Y hay rupturas que no te esperas, unos ascienden y se cambian de ciudad pero no quieren compartir la nueva vida con la pareja de siempre. Y los sueños se quedan colgando de un clavo ardiendo que, finalmente, quema demasiado.

Joe Swanberg es un guionista y director poco conocido para el gran público a pesar de que desde 2005 ha rodado series y películas a buen ritmo, colaborando en varias ocasiones con Greta Gerwig, tan de moda por su debut tras las camaras con "Lady Bird". Dirigieron y protagonizaron juntos, incluso, Noches y fines de semana. No la vi. Sí vi Alexander el último, y es estupenda. Tras volcarse en cintas de escasa repercusión pero que le hicieron un nombre clave en el subgénero del cine indie norteamericano llamado "mumblecore" (naturalidad extrema, improvisación al poder, comedia y drama de la mano, guiones sin corsés), Swanberg mejoró presupuestos y repartos en Colegas de copas, Happy Christmas y Reencontrando el amor, películas en las que se mostraba menos experimental sin renunciar a una voluntad de contar pequeñas historias hilvanadas con momentos de aparente irrelevancia. Easy lleva al extremo sus virtudes y también sus defectos, y junto a capítulos sensacionales hay otros que te dejan cara de "bueno, vale, ¿y qué?".

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