Una clase de molécula recién identificada pudo ser ingrediente clave, cuando estaba presente en grandes concentraciones, justo en el momento en que aparecieron los primeros organismos en la Tierra.

Científicos planetarios del MIT y el Centro Harvard-Smithsonian para Astrofísica estiman que los denominados aniones sulfídicos pueden haber sido abundantes en los lagos y ríos de la Tierra.

Calculan que, hace unos 3.900 millones de años, los volcanes en erupción emitieron enormes cantidades de dióxido de azufre a la atmósfera, que finalmente se asentaron y disolvieron en el agua como aniones sulfurosos, específicamente sulfitos y bisulfitos. Estas moléculas probablemente tuvieron la oportunidad de acumularse en aguas poco profundas como lagos y ríos.

"En lagos poco profundos, encontramos que estas moléculas habrían sido una parte inevitable del medio ambiente", dice Sukrit Ranjan, un postdoc en el Departamento de Ciencias Terrestres, Atmosféricas y Planetarias del MIT. "Si estamos en el origen de la vida es algo que estamos tratando de resolver", añade. Ranjan y sus colegas publican sus resultados en la revista 'Astrobiology'.

El trabajo preliminar de Ranjan y sus colaboradores sugiere que los aniones sulfurosos habrían acelerado las reacciones químicas requeridas para convertir moléculas prebióticas muy simples en ARN, un bloque genético de la vida.

"Antes de este trabajo, no se tenía idea de qué niveles de aniones sulfurosos estaban presentes en las aguas naturales en la Tierra primitiva; ahora sabemos lo que eran", asegura Ranjan, que agrega que esto cambia "fundamentalmente" el conocimiento de la Tierra primitiva "y ha tenido un impacto directo en los estudios de laboratorio sobre el origen de la vida".