Los agujeros negros pueden asociarse y fusionarse varias veces, produciendo agujeros negros más masivos que los que se forman a partir de estrellas individuales.

Estas "fusiones de segunda generación" deberían provenir de cúmulos globulares: pequeñas regiones del espacio, generalmente en los bordes de una galaxia, que están repletas de cientos de miles o millones de estrellas, según la investigación de un equipo internacional dirigido por el astrofísico del MIT Carl Rodríguez.

"Creemos que estos cúmulos se formaron con cientos o miles de agujeros negros que se hundieron rápidamente en el centro", dice Carl Rodríguez, que también trabaja en el Instituto Kavli de Astrofísica e Investigación Espacial. "Este tipo de cúmulos son esencialmente fábricas de binarios de agujeros negros, donde tienes tantos agujeros negros en una pequeña región del espacio, que dos agujeros negros podrían fusionarse y producir un agujero negro más masivo. Entonces ese nuevo agujero negro puede encuentra otro compañero y fusionarse de nuevo".

A juicio de este experto, si el experimento LIGO, centrado en la captación de ondas gravitacionales, detecta un binario con un componente de agujero negro cuya masa es mayor que alrededor de 50 masas solares, entonces, de acuerdo con los resultados del grupo, hay una buena probabilidad de que el objeto no surja de estrellas individuales, sino de un denso cúmulo estelar.

"Si esperamos lo suficiente, eventualmente LIGO verá algo que solo podría haber venido de estos cúmulos de estrellas, porque sería más grande que cualquier cosa que pudieras obtener de una sola estrella", dice Rodríguez.

Él y sus colegas informan sus resultados en un artículo que aparece en Physical Review Letters.