Al final, después de que Muel le diera vueltas al personaje, ahí quedó estampado Hugo Fontela, mirando embelesado a una misteriosa luz que le cae de lo alto, ante un fondo blanquinegro y herido con el pincel. Fue un placer haber asistido al proceso: lo que resulta de fondo una maraña algo Saura (Antonio), comenzó la sesión como papelón blanco inmaculado. Hasta que Fontela se echó a pintar calaveras. Calaveras y calaveras como para un genocidio. Calaveras que se llaman “vanitas” en jerga artística; es decir, bodegones que recuerdan que ni la vida más opulenta traspasa el límite de un cráneo mondo. Vanitas: vanidad de vanidades, todo es vanidad, dice el Eclesiastés.
Mientras trazaba la desoladora y negra verdad de nuestra existencia mortal, Fontela hablaba y volaba con esa habilidad florentina para engrasar la relación social y decodificar del mercado del arte y sus vanitas. Mientras las calaveras se apilaban y después engordaban de sombras y después se pudrían a goterones, anocheciendo para siempre las unas contra las otras, Fontela hablaba y brillaba cada vez más, demostrando que quien un día fuera niño prodigio de la pintura asturiana es muy diestro en el estudio, pero no menos en el salón.
Resulta que nunca pinta gentes el pintor con más don de gentes. Dice que su arte parte desde la soledad y va a recalar en la decadencia, en las cosas atravesadas por el tiempo, moribundas a lo largo de miles de años. Lo dice él, dotado para los fuegos artificiales de palacio. Y ahora díganme cuál es realmente esa luz que tanto seduce a Fontela, que yo no lo sé.
Hugo Fontela (Grado, 1986). Comenzó su formación pictórica en la Escuela de Artes y Oficios de Avilés y en la Escuela de Arte de Oviedo. Con 18 años se traslada a vivir a Nueva York y amplía sus estudios en The Arts Students League, e instala su estudio-taller en la Gran Manzana. Recibe el XX Premio "BMW" de Pintura en 2005. En 2007 logra el premio al mejor artista de la Feria de Arte Gráfico Estampa, concedido por la Asociación de Críticos de Madrid. En 2011, en el Museo de la Abadía de Montserrat, en Barcelona, organiza una amplia muestra de sus trabajos realizados en América, que es inaugurada por los entonces Príncipes de Asturias. Vinculado a la prestigiosa galería Marlborough, Fontela acaba de protagonizar una exposición monográfica en su sede de Nueva York.
