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Javier Victorero: "La pintura tiene que ser un medio para producir una serie de emociones"

El artista, que inaugura muestra en la sala Cornión este viernes, prepara exposición para el Museo de Bellas Artes de Asturias

Javier Victorero: "La pintura tiene que ser un medio para producir una serie de emociones"

Desde su primera exposición en la madrileña galería Sargadelos, hace veinte años, Javier Victorero (Oviedo, 1967) ha ido madurando una obra plástica que se ha resuelto, al menos por ahora, en una suerte de indagación geométrica y cromática en la que importa también la vibración lírica de la pieza. Un planteamiento que él mismo expresa con nitidez: "La pintura tiene que ser un medio para producir emociones, tanto sentimientales como intelectuales".

Y en eso está Victorero: no para de trabajar. Una sólida prueba de esa línea indagatoria que empezó a recorrer en 2001, con una colección de trabajos en papel que colgó en Piedras Blancas, es la exposición que inaugurará el próximo viernes en la galería gijonesa Cornión. El artista ovetense es una de las apuestas sostenidas del galerista Amador Fernández Carnero. En 2007, expuso en la sala gijonesa "Celeste"; tres años más tarde, "Tránsito"; y en 2012 compartió recinto con Santiago Serrano. Trae ahora "En la noche clara": veintiséis lienzos de distintos tamaños -acrílicos de fabricación propia y óleo- en los que el autor prosigue, incluso de manera mucho más resuelta o fluida si cabe, esa tan personal investigación sobre el color y la geometría. Hay series nuevas: "Solar", "Sol azul" o "A Curota".

En esta exposición, a diferencia de lo que ocurría en la Academia de Platón, con su célebre aviso, se puede entrar para comprobar sobre el terreno (el de las obras) una confesión del artista: "Es el nivel de dificultad y concentración que me exigen esa complementariedad entre la geometría y el color lo que me ha forjado". Lo dice alguien que picoteó antes, según explica, en algo así como un impresionismo abstracto con tramos expresionistas, de traza gestual, e incluso en los aledaños de un cierto realismo. Victorero está ya desde hace tiempo, como se ha dicho, en otra cosa.

Y no le faltan labor o proyectos. Desde la suma de disciplinas (pintura, escultura, cerámica, sonidos...), trabaja desde hace tiempo en una propuesta artística sobre el jardín. Civilización y jardinería no han dejado de entenderse a lo largo de los siglos. Una exposición que llegará al Museo de Bellas Artes de Asturias a partir del próximo 18 de septiembre, una vez se descuelgue la actual y extraordinaria muestra de las obras donadas a la institución por el mecenas Plácido Arango. Este conjunto de piezas maestras se podrá visitar hasta el próximo 22 de julio.

"Será una exposición individual que ocupará parte del patio del Palacio Velarde y alguna sala; es a lo que más me estoy dedicando en estos momentos", indicó Victorero. Una propuesta ilusionante, sin duda. El artista asturiano se autorretrata como un autodidacta que, "ya desde guaje", recorría las salas del Museo de Bellas Artes para ver, copiar y aprender. Unas incursiones a las que siguieron viajes a París o Amsterdam, con la libreta y el lápiz a mano, para completar la cadena de interminables descubrimientos que empezó en Oviedo. Para su inminente exposición gijonesa, se ha acogido a un título de resonancias sanjuaninas (por San Juan de la Cruz). El pintor toma la imagen de la oscuridad iluminada para rendir su "homenaje" al "proceso pictórico".

Victorero es artista al que le gusta trabajar de noche: "Es el lugar del silencio y el misterio, y también el de la revelación". Y más: "Y en esos momentos, cuando andas perdido o a oscuras, puede surgir la luz". El arte como búsqueda y hallazgo de un tipo especial de conocimiento y de un territorio espiritual.

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