Las obras de Auguste Rodin entablan una conversación con las esculturas del Partenón en una nueva exposición del Museo Británico de Londres, "Rodin y el arte de la Antigua Grecia", que pone en diálogo al francés con el clasicismo griego.

La primera pieza de la muestra es una escultura en mármol y yeso de la diosa griega de la sabiduría, Atenea -aquella que nació de la testa de Zeus después de que este se comiera a su madre-, representada con un Partenón en miniatura que emerge de su propia cabeza y que anuncia el motivo que recorrerá la producción del francés: Grecia como cumbre intelectual y artística.

Rodin (1840-1917) fue un frecuente visitante del Museo Británico, al que acudió por primera vez en 1881 y en el que siempre vagaba a la caza de los restos del templo griego para capturarlos a lápiz.

Sus dibujos, escritos y esculturas pueblan la exposición del famoso museo londinense, que ha colocado junto a sus creaciones las esculturas del Partenón, para establecer así comparaciones e iluminar la fuerte relación que mantuvo con los griegos, según explicaron los responsables en su presentación hoy a la prensa.

El escultor francés veía en Fidias, arquitecto encargado de reconstruir la Acrópolis de Atenas y el escultor más famoso de la Antigua Grecia, un mentor artístico e intelectual con el que hablaba, a pesar de las barreras temporales, a través de su obra.

"Quisimos poner en conjunto tantos paralelismos como pudimos", indicó Ian Jenkins, comisario de la muestra, sobre las parejas escultóricas.

Una de las obras más famosas del francés, "El beso" (1882), que representa a dos amantes prohibidos de la "Divina Comedia" de Dante, se exhibe aquí junto a dos diosas descabezadas pertenecientes al frontón este del Partenón, en la que una reposa sobre el regazo de la otra.

Estas dos creaciones dialogan formalmente y constituyen un escrupuloso y erótico estudio sobre la intimidad a partir de la idea de fundición entre sus figuras, generada por haber sido esculpidas en un mismo bloque de mármol, en ambos casos.

"Rodin no está citando directamente estas figuras del Partenón, pero vimos una conexión entre ellas", señaló a Efe Celeste Farge, comisaria de la exposición, al tiempo que dijo que "la expresión y la pasión de las figuras se manifiesta a través del cuerpo".

Otros temas recurrentes del francés se pueden ver en el torso sin cabeza ni brazos de "El hombre que camina" (1907), donde el artista pone el foco en el poder expresivo del cuerpo y en la representación del movimiento con una figura suspendida en el acto de caminar.

"Se inspira en una gran variedad de fuentes, era un ávido lector", apuntó Farge, en alusión a las influencias literarias del francés, que toma referencias de Dante, Baudelaire, Ovidio o los mitos griegos, entre otros.

"Tuvo la audacia de inventar sus propias figuras", añadió Farge sobre las inspiraciones literarias del francés.

La comisaria se refirió así a la pieza "Ilusión: Hermana de Ícaro" (1894-6), en la que el genio se inventó una hermana para Ícaro -el hijo de Dédalo que se quemó al volar muy cerca del sol-, una figura que parece inicialmente sin vida y a la que Rodin le da la vuelta para generar la idea de una caída en picado hacia la Tierra.

Esta creación estaba pensada como parte del conjunto "Las puertas del infierno" (1880-1917), el primer gran encargo del francés para un museo de París, que concentraba en dos pórticos de seis metros de alto, personajes y escenas del "Infierno" de Dante.

El museo que se lo encargó nunca llegó a inaugurarse, pero él continuó trabajando en sus detalles hasta el final, creando nuevos modelos a gran tamaño de algunas de las figuras que ya había hecho, como "El pensador" -también en exhibición dentro de la muestra-.

"A Rodin le encantaba dibujar cuando venía aquí y queremos animar (a la gente) a hacer lo mismo", dijo Farge sobre la novedosa inclusión de cuadernos de dibujo para que los visitantes tengan una experiencia parecida a la del francés, hace más de cien años.

Además, la pinacoteca ha prescindido de las cortinas en la sala para permitir la entrada de luz natural y ha colocado las esculturas a la altura de la visión, en bajos plintos.

La obra de Rodin, un escultor que fue un puente entre la Antigüedad y la Modernidad, estará en el museo de la capital británica hasta el 29 de julio.