El violinista asturiano, Bruno Peña, reside en Nueva York desde 2001 donde desarrolla una intensa carrera como solista, música de cámara y como componente en diferentes orquestas. Realizó su debut profesional en la ciudad norteamericana en 2004 con un recital en Lincoln Center tras ser premiado en el Artist International Competition el año anterior. Durante estos años, Peña ha actuado como solista con la Orquesta de Cámara de Bachanalia, la Sinfónica de Chelsea, la Orquesta Sinfónica de Moldavia y la Orquesta Sinfónica Panamericana. Tiene amplia experiencia como concertino o líder de sección con varios ensambles de la ciudad de Nueva York como la ópera Di Capo, entre otros.

¿"Cómo se llega al Carnegie Hall"? ¿Cómo acaba un violinista español haciendo carrera en Estados Unidos?

¿"Cómo se llega al Carnegie HallExiste una especie de leyenda sobre esta cuestión; se dice que en cierta ocasión, hace muchos años unos turistas abordaron a un famoso músico -se discute si se trataba de Jascha Heifetz, Mischa Elman o Vladimir Horowitz-, y le preguntaron precisamente eso, cómo llegar al Carnegie Hall. La respuesta que supuestamente obtuvieron fue "practicando, practicando y practicando". No sé cuánto de cierto hay en esta historia, pero sin duda la clave está en la perseverancia y el trabajo duro, no en vano el Carnegie Hall es una de las salas de conciertos más prestigiosas del mundo.

Mis primeros recuerdos musicales están ya ligados a Nueva York: desde que descubrí la ciudad a través de las composiciones de Leonard Bernstein en "West Side Story" soñé con vivir en ella algún día, así que cuando obtuve mi titulación en España y llegó la hora de seguir formándome, decidí ir a EEUU para cursar un Master en la Universidad de Mannes. Terminada la etapa de estudiante, los comienzos no fueron sencillos, abrirse camino en una escena musical tan tremendamente competitiva como la de Nueva York requiere de mucho tesón; en los momentos duros el apoyo de mi familia me ayudó a aferrarme a mi sueño y a día de hoy estoy establecido profesionalmente en la ciudad. Llevo en ella casi la mitad de mi vida desarrollando mi carrera, que es a la vez mi pasión y he tocado en sus salas más importantes, como el Lincoln Center y el Carnegie Hall, donde he tenido el privilegio de actuar con diferentes agrupaciones sinfónicas y de música de cámara.

Háblenos de su formación en Oviedo.

Háblenos de su formación en Oviedo.A pesar del tiempo que ha pasado sigo recordando con intensidad mi época de estudiante en Oviedo. Cuando tenía cinco años comencé a tocar el piano y un año después, el violín. Apenas había recibido un par de clases cuando me regalaron una grabación de los conciertos de violín de Tchaikovsky y Mendelssohn interpretados por Nathan Milstein, y yo no podía dejar de escucharla una y otra vez, así que pronto tuve claro que lo mío era el violín. Mi primer profesor, Jan Vieslaf Rekucki, me apoyaba mucho, confiaba en mí y me animaba a tocar en público cada vez que tenía ocasión, y creo que esto supuso un impulso muy beneficioso para mí y un gran apoyo cuando la carga lectiva del conservatorio y el instituto comenzó a hacerse más pesada. Después estudié con Alexei Michlin, una auténtica leyenda del violín, conocido internacionalmente, así que creo que puedo afirmar que en Oviedo tuve una formación de gran calidad.

Al margen de consideraciones educativas, mis años de alumno en el Conservatorio me dejaron huella también en lo personal. Entré en el Conservatorio siendo un niño y me fui pasados los veinte, así que una parte muy importante de mi historia está ligada a lo que viví en el centro.

Se formó con Alexei Michlin, violinista ruso llegado a Asturias junto a los virtuosos de Moscú, ¿qué supuso su llegada para la ciudad y para el conservatorio?

Cuando los Virtuosos de Moscú llegaron a España, la escuela de los instrumentos de cuerda tenía aún muy poca tradición y su establecimiento aquí supuso una influencia muy positiva que incentivó el desarrollo de la enseñanza. Con los Virtuosos llegaron otros músicos como Alexei Michlin, un violinista excepcional, ganador del Primer Premio y la Medalla de Oro del Concurso Reina Elisabeth de Bruselas, uno de los concursos más prestigiosos del mundo, que estudió con David Oistrakh, icono de la escuela soviética de cuerda. Tuve la ocasión de escuchar por primera vez a Alexei Michlin en directo al poco de trasladarse a Oviedo y desde ese momento supe que quería estudiar con él. Es un músico increíble y un auténtico artista, con una fuerza, una vitalidad y una sensibilidad extraordinarias. De él aprendí la técnica del violín y también su forma entregada de acercarse a la música, sintiendo cada nota, regocijándose, saboreando o estremeciendo con cada sonido con una implicación personal que sobrecoge. Alexei Michlin ha sido siempre una referencia para mí.

Desde su perspectiva, el Conservatorio de Oviedo y las orquestas asturianas, ¿tienen proyección internacional?

Acabamos de hablar de la presencia de grandes músicos en el Conservatorio de Oviedo, que son conocidos fuera de nuestras fronteras, y no son los únicos. Cada año alumnos de distintos países de Europa vienen a estudiar con nuestros profesores. Respecto a las orquestas, echar un vistazo a la programación de sus temporadas es revelador: músicos como Boris Belkin, Natalia Gutmann, Martin Frost, Daniel Mueller Schott, y muchas otras grandes figuras han actuado con las orquestas asturianas, brindando a los asturianos la posibilidad de disfrutar de auténticas estrellas del mundo musical actual.

Liliana Kayali¿En qué trabaja actualmente, en qué proyectos anda usted metido?

Bueno, creo que en todos los que puedo (risas). Desde hace unos años toco en la temporada del American Ballet Theater, una de las mejores compañías del ballet del mundo, con sede en el Metropolitan Opera House. Junto a la ABT, mis colaboraciones habituales con la New York City Opera y la American Symphony Orchestra constituyen mis proyectos principales. Pero en una ciudad como Nueva York surgen proyectos y oportunidades nuevas cada momento que se van sumando a lo previsto. Este año, por ejemplo, compatibilizaré mi trabajo en estas compañías con una gira por distintos puntos del país junto a una orquesta de cámara, y con otros conciertos sinfónicos, camerísticos y también actuaciones como solista. Más adelante estoy invitando a impartir clases magistrales y ofrecer una serie de recitales en la región de Brescia, en el norte de Italia; y poco después participaré en el Festival de Música de Cámara de Limousin, en Francia, un encuentro en el que confluyen músicos de París y de las principales orquestas de Francia y en el que tengo el honor de ser el artista invitado, el único músico no francés del festival.

También tengo entre manos un proyecto más personal, una iniciativa surgida junto con otros músicos y promotores del que soy cofundador, y al que se han adherido ya varios colaboradores, tanto de Nueva York como de otras ciudades como Chicago. Este proyecto, que arranca este mes de Mayo, consiste en un ciclo de House Concerts, conciertos ofrecidos en casas de mecenas, que son protagonizados por diferentes formaciones camerísticas. El objetivo de este ciclo, además de la propia difusión cultural, es el de recaudar fondos para diferentes organizaciones sin ánimo de lucro.

¿Cuándo le veremos actuar de nuevo en Asturias?

Espero que muy pronto. Para mí, tocar en mi tierra es siempre muy especial y una manera de devolver a mi ciudad todo lo que me ha aportado durante tantos años.