Aurelio Argel, el gran cronista y el alma de la música folk en Asturias, falleció ayer en Oviedo, en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), donde permanecía ingresado desde el pasado domingo, día 13, a causa de un aneurisma de aorta. Argel, de 55 años de edad, natural de Soto de Rey, en Ribera de Arriba, deja un vacío entre la gente del folk en Asturias difícil de llenar, por su erudición y por su pasión. Hoy, en la iglesia parroquial de San Pedro de Ferreros, donde se celebrará el funeral a las seis de la tarde, sus amigos lo despedirán con gaitas, haciendo sonar la marcha fúnebre "Antón el Neñu", tal y como ha pedido su familia.

Aurelio Argel (José Aurelio García Argel), empleado en la central térmica de Soto de Ribera, era un gran amante de la música americana, el jazz y el bluegrass, pero el folk celta era su vida. Colaborador de LA NUEVA ESPAÑA, era un registro vivo de la música asturiana, y de otros muchos géneros, hasta tal punto que los artistas solían acudir a él para resolver cualquier duda. Ellos le hacían llegar sus discos en primicia y él les grababa cintas, con sus recomendaciones musicales. En Radio Asturias mantenía desde 1993, un programa titulado "Música para raptar princesas", que tuvo como cabecera la canción que José Manuel Tejedor compuso para la única hija de Argel, Gaëlle ("Añada pa Gael"). El programa, que era una referencia indispensable para los artistas y los seguidores del folk en Asturias, continuaba la labor que había comenzado Fernando Largo con "Arpas, gaitas y zanfonas".

La noticia de la muerte de Aurelio Argel corrió rápido y aunque muchos de sus amigos estaban al tanto de la gravedad de su estado eso no evitó la conmoción que ha causado en el mundo folk su prematura pérdida. El gaitero Iñaki Santianes, uno de esos allegados, manifestaba ayer mismo, apenas una hora después de confirmarse el óbito, que lo sentía como "una puñalada". Destacó la implicación de Argel con todos los artistas y su defensa del folk: "Los conocía a todos, era un registro vivo y el folk era su pasión y su vida", comentó.

El músico José Manuel Tejedor considera a Argel una personalidad "irreemplazable". "Era el que más sabía de música folk, nadie le puede hacer sombra", afirmó. Relató que él solía surtirse en la magnífica discoteca que el crítico musical guardaba en su casa, en la colonia de la térmica de Soto de Rey.

Rigu Suárez, del grupo "Corquiéu", compartió con Argel la última noche del pub ovetense Cá Beleño, antes de su cierre. Ayer por la tarde ojeaba las fotos que se hicieron juntos el día que se conocieron, en el Festival de Lorient, mientras contaba que "era una persona muy amable y educada, transmitía mucho cariño a los músicos, le encantaba conversar, era muy noble, muy buena gente". A Inaciu Llope, escritor y miembro de la Fundación Belenos, Aurelio Argel le ha dejado pendiente un artículo que debía aparecer en el próximo número de la revista "Cultures", que publica la Academia de la Llingua, y que iba a estar dedicado al repertorio asturiano en Gran Bretaña. Llope sostiene que el cronista era "un archivo vivo de la música folk asturiana" y que, hoy por hoy, nadie puede "cubrir el hueco" que deja.

El gaitero José Ángel Hevia destacó el hecho de que Argel "se tomara en serio la música folk asturiana hace 25 años, cuando hacerlo no era algo tan obvio" y agregó que "siempre tenía una palabra buena para cualquiera que le llegara con un proyecto nuevo. Era un militante de lo asturiano".

La cantante Anabel Santiago lo conoció cuando tenía 12 años y Argel la acompañó durante toda su carrera. "Siempre fue un apoyo. Éste es un golpe muy fuerte" declaró. "Él sabía conectar con el alma de todos los músicos", dijo.

Lisardo Lombardía, director general del Festival Intercéltico de Lorient, lo echará en falta a partir de ahora. Argel solía acudir al certamen y allí entabló relación con músicos de otros países. "Tenía una visión muy amplia de la música que se hacía en el Arco Atlántico, compartíamos una visión abierta y receptiva de ese género", afirmó Lombardía.