Juan Antonio Peinado, usuario de los trenes de cercanías de Renfe, está cansado de tener que esperar horas cada vez que quiere subir al tren para ir de València a Cullera. Desde que sufrió un accidente en el Sáhara, cuando llevaba ayuda humanitaria a los niños, quedó en silla de ruedas y cada vez que necesita desplazarse tiene que comprobar antes que el tren esté adaptado.

Ayer llegó a la estación del Nord de València a las 9.30 horas con su bici adaptada enganchada a una silla de ruedas, pero el tren que salía a las 9.40 con destino a Gandia no era apto para personas con movilidad reducida. Tras preguntar, los trabajadores de Renfe le indicaron que debía esperar hasta las 15.48 horas, según indica el usuario a Levante-EMV.

Harto de esta situación, que asegura que se repite cada semana, decidió encadenarse a una de las puertas del tren que tenía prevista su salida a las 10.40 horas. «En la época en la que estamos, no entiendo que pase esto. Vengo a las 9.30 horas y no sale ningún tren adaptado cuando por ley están obligados. Además, tienen muchos aparcados en las vías», explica Juan Antonio. «Es una vergüenza esperar dos o cinco horas, no es ninguna tontería», afirma indignado.

La reivindicación de Juan Antonio impidió la salida del tren a la hora prevista, que finalmente se produjo 40 minutos después en un convoy más nuevo que sí estaba adaptado y que acababa de llegar de otro destino. Antes, el usuario fue identificado por la policía. «Me han dicho que podría tener problemas y podía acabar detenido, pero me daba igual, quería llamar la atención porque sé que las reclamaciones no sirven», apunta. «Me sabe mal por la gente, pero es la única manera de presionar», añade.

«La semana pasada también me pasó, vine a las 10.30 horas de la mañana y me tuve que esperar dos horas, porque en fin de semana solo hay un tren cada hora», explica el usuario. Esta es una situación que se repite y, por ello, Cocemfe ya denunció el «desamparo» y «discriminación» que sufre el colectivo, por lo que la Fiscalía ya ha interpuesto dos denuncias contra Renfe.

«No quiero que la gente me suba»

Juan Antonio, que viaja regularmente de Cullera a València para practicar deporte adaptado, asegura que su reivindicación fue absolutamente espontánea. «No lo había hecho en mi vida y no estaba preparado; me ha generado mucha impotencia y muy mala leche y he decidido ir a comprar las cadenas y volver», asegura.

Durante la media hora que permaneció atado al cercanías, algunos usuarios sugerían la posibilidad de subirle entre varias personas, lo que en su opinión, no es la solución más adecuada. «No puedo dejar que la gente me suba, puede haber problemas y alguien puede hacerse daño, me puedo o se pueden caer... puede pasar cualquier cosa, y luego también tengo que bajar», afirma.

Pese a que Renfe tiene un plan de accesibilidad y publicita que sus trenes están adaptados, este periódico publicó en 2017 que ningún convoy de la línea C-3 estaba adaptado, al igual que la estación de Buñol.

Ahora, este usuario espera la citación judicial para conocer con exactitud de qué hechos se le acusa y si, finalmente, Renfe interpone una denuncia contra él por el retraso generado.