Chicote tenía ayer el reto de reflotar una sidrería asturiana en el barrio madrileño de Lavapiés y el trabajo no era sencillo. Después de descubrir que servían a sus clientes fabada de lata y que los premios de los que presumía eran mentira, el chef tuvo una dura batalla con el cachopo. El plato, obligatorio en la carta de cualquier restaurante asturiano, era un auténtico desastre. La cocinera no tenía mucha idea de como prepararlo y los comensales no paraban de quejarse. "Está crudo" fue la frase más repetida de la noche.

Para remediarlo, Chicote enseñó a los cocineros como preparar un cachopo de verdad. Tras varios consejos sobre le tamaño de los filetes y el empanado, el chef quiso proponer su propia versión del plato con un relleno a base de zorza y queso de La Peral. Una propuesta que encantó a la propietaria y los miembros de cocina.