Prosperaba la moción de censura en el Congreso de los Diputados y, a la misma hora y no muy lejos de allí, en la Fundación Ramón Areces, un exministro y un expresidente regional, de distinto signo e instalados ya en la confortable situación que da una carrera política cumplida, Joaquín Leguina y Josep Piqué, coincidían en pedir a los políticos "que piensen en las próximas generaciones", algo que diferencia a un gestor de un estadista.

Se presentaba en Madrid el libro del experto asturiano en demografía Alejandro Macarrón Larumbe (Avilés, 1960), ingeniero de Telecomunicaciones y consultor empresarial, director de la Fundación Renacimiento Demográfico. Su estudio se titula "Suicidio demográfico en Occidente y en medio mundo", y Macarrón habla en él de su tierra natal como ejemplo de la crisis demográfica: "En 1960, en una Asturias con una población algo inferior a la actual, nacieron allí el triple de niños que en 2015, y hubo 2,5 nacimientos por cada fallecimiento".

El libro sirvió de punto de partida para un coloquio lleno de contenido. El declive demográfico en España -una de las tasas de fecundidad más bajas del planeta- nos pone al borde del abismo. "En España vienen al mundo menos niños que a finales del siglo XVIII", escribe Alejandro Macarrón, que mencionó otra estadística que pone los pelos de punta: "De cada 100 adultos jóvenes (población entre 20 y 40 años) que tenemos en la actualidad, en apenas treinta años quedarán 60; y en un siglo, unos veinte".

Ciudadanos y élites

La crisis demográfica afecta a medio mundo, dice el título del libro. Pero se queda corto porque la baja natalidad se ha convertido en un fenómeno planetario. Macarrón citó ayer algunas consecuencias para España: "Mayor gasto en pensiones, sanidad y dependencia, menor consumo e inversión, presión fiscal creciente, déficit público al alza y una sociedad con menos innovación".

Ahorraremos en gasto educativo, desempleo, seguridad, y el riesgo de conflictos políticos violentos es menor. "En Cataluña no ha llegado la sangre al río" por esa característica de sociedad con años a cuestas. "En otras circunstancias estoy convencido de que hubiera habido ya muchos muertos", señaló el experto asturiano.

"Es importante concienciar del problema a los ciudadanos, pero también a las élites", afirmó el director de la Fundación Renacimiento Demográfico. "Pero cuando vemos las encuestas -matizó Leguina, expresidente de la Comunidad de Madrid- el declive demográfico no está entre las preocupaciones de la gente".

Pero sí citan el temor a que la hucha de las pensiones rompa definitivamente. Leguina y Piqué huyen de alarmismos, pero reclaman cambios estructurales. "Ampliar la edad de jubilación es imprescindible. Las prejubilaciones con cargo al bolsillo de todos hay que limitarlas al máximo", pidió el que fuera ministro de Industria y de Asuntos Exteriores en distintos gobiernos del PP. El socialista Joaquín Leguina fue más allá: "Las jubilaciones anticipadas tendrían que estar prohibidas". A Leguina le parecieron "excesivas" algunas de las recientes movilizaciones de pensionistas, "en especial las del País Vasco. Los pensionistas vascos quieren más dinero, que pagamos los demás porque el Gobierno vasco no paga nada. Hay que decirles a estos señores que hay que apoquinar".

La crisis económica apenas afecta a los índices de natalidad, que siguen bajos sea cual sea el ciclo económico nacional. "Si no resolvemos el tema de fondo, que es la natalidad, no podemos hacer nada", recalcó Piqué.

La inmigración, como fenómeno demográfico compensatorio, también fue analizado en el coloquio, moderado por la periodista Ana Samboal e introducido por el director de la Fundación Areces, Raimundo Pérez Hernández. "Hay pocos guetos en España y buena integración en escuelas y viviendas", dijo Leguina. "El reto es la convergencia en valores cívicos", apuntó Macarrón, que tiene clara la trascendencia del problema: "Nos jugamos el ser o no ser, aquí no valen chapuzas. El declive demográfico tiene que estar en la página 1 de los programas electorales, pero como dejemos esto sólo en manos de los políticos me temo que vamos a conseguir muy poco".