Era la cita más esperada de la gira “20 años, 20 ciudades”, con la que Fito & Fitipaldis están celebrando sus dos décadas de historia como banda. Y, con un lleno absoluto en el Winzik Center de Madrid, que consiguieron en pocas horas desde que se pusieron a la venta, el bilbaíno Fito Cabrales y sus músicos confirmaron que pocos les pueden toser en lo que a rock español se refiere. Durante las dos horas de recital, el público gritó, lloró, sacó sus mecheros para acompañar el ritmo de la música, pidió la vuelta de “Platero y tú”, escuchó los grandes éxitos de la banda, vio sobre el escenario a grandes como Carlos Tarque (MClan), Álvaro Urquijo (Los Secretos), Leiva y Muchachito tocando temas con ellos, y comprobaron que 20 años no son nada, porque la banda suena mejor que nunca. Un vaivén de emociones de un concierto legendario que les dejó agotados, completamente KO, pero con el nivel de felicidad disparado; sabiendo que pocas veces se puede vivir en directo algo así.

A pesar de la tormenta que asolaba la capital, Muchachito fue el encargado de caldear el ambiente con su rumba y su marcha. Un “buen rollo” que dejó el camino más que llano a los Fitipaldis. Un vídeo de animación proyectado en las pantallas y protagonizado por la banda anunciaba el comienzo: arranca el espectáculo. Con letras luminosas y luces efecto bombilla, para trasladar al público a un teatro mágico, sonó “Lo más lejos a tu lado”. Sin saludo y sin descanso, llegó “Un buen castigo”.

“Buenas noches, Madrid. Vamos a dejarnos la puta voz”, pidió Fito. Y es que tocaban “Por la boca vive el pez” y “Me equivocaría otra vez”. Tras un primer bloque de éxitos recientes y pocos antiguos, en el que él, Carlos Raya (guitarra) y Javier Alzola (saxo) coqueteaban acercándose al foto para envolverse de su emoción, se proyectó sobre las pantallas un cartel al más puro estilo época dorada de Hollywood para anunciar a los amigos invitados. Primero Muchachito, con el que Fito y Alzola se marcaron un acústico de “Yo no soy Bo Diddley” de cuerdas y taconeo. Luego Álvaro Urquijo, y un clásico: “Quiero beber hasta perder el control”. Llegó el turno de Leiva, que ocupó el lugar que antes tuvo uno de sus artistas idolatrados, Andrés Calamaro, y cantó con Fito “Viene y va”. Por último, una de las voces del rock español, Carlos Tarque, que interpretó a dúo “Para toda la vida”.

Otra vez solos, llegaron “La casa por el tejado” y “Antes de que cuente 10”, con la que cerraron el “set list” oficial antes de los bises. Con la imagen más intimista, sentado en el borde del escenario con su guitarra y con las proyecciones en blanco y negro, Fito volvió al escenario con “Rojitas las orejas”. Y como no, “Soldadito marinero” para despedirse por segunda vez. Pero, para contentar al público que gritaba “Platero, Platero”, los Fitipaldis volvieron para tocar “Entre dos mares” y cerrar por todo lo alto con “Acabo de llegar”. 20 canciones que resumen 20 años de historia del rock. Por muchos más.