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La "Lista roja del patrimonio" incluye ya veinte inmuebles asturianos en peligro

Hispania Nostra, asociación que vela por los bienes histórico-artísticos, alerta del riesgo de perder edificios como la Torre de Soto, en Aller

La "Lista roja del patrimonio" incluye ya veinte inmuebles asturianos en peligro

Un total de veinte edificios asturianos figuran en la "Lista roja del patrimonio", que engloba a los bienes histórico-artísticos que están en riesgo de destrucción o alteración grave de sus cualidades esenciales. Una cifra a la que se ha llegado tras la incorporación de la torre de Soto, en Aller, y que según precisa Hispania Nostra, la asociación de defensa del patrimonio que impulsa y gestiona la lista, se incrementará previsiblemente en las próximas semanas con otros tres o cuatro edificios, ya que están revisando diversos expedientes de inmuebles de la región.

Además de la torre de Soto, los otros inmuebles asturianos que forman parte de esta "lista roja" son edificios de carácter religioso, como los monasterios de San Antolín de Bedón (Llanes) y Santa María la Real de Obona (Tineo) o la iglesia de San Cipriano (Infiesto), y casas palaciegas de titularidad privada. En muchos casos, su inclusión en la "lista roja" ha llegado como fruto de las reivindicaciones de colectivos ciudadanos que tratan de preservar el patrimonio de sus pueblos. Es el caso de la torre de Celles, en Siero, joya del barroco asturiano que, pese a estar declarado Bien de Interés Cultural (BIC, figura máxima de protección de la legislación actual), corre peligro real de destrucción debido a la ausencia total de medidas de conservación.

" Si algo tenemos claro en Hispania Nostra es que el patrimonio es una cuestión de todos, independientemente de que sea público o privado. Si un día tiran una iglesia, no deja de ser un problema para todo el pueblo. El propietario tiene sus obligaciones, y nosotros las nuestras", afirma Víctor Antona, miembro del Comité Científico de Hispania Nostra.

La asociación no incorpora edificios a la "lista roja" de manera discrecional, sino que lo hace tras un profundo análisis de su situación. Por lo general, el proceso se inicia a través de un informe remitido bien por uno de los voluntarios del colectivo, en el que figuran profesionales de distintos ámbitos relacionados con la gestión y conservación del patrimonio, bien a través de una denuncia de un particular u otra asociación.

Tras recibir ese primer informe, se analiza en una comisión científica formada por un conservador, un aqueólogo, una restauradora y un historiador, aunque en casos concretos se puede pedir, de ser necesario, asesoramiento de algún otro profesional.

"En el caso concreto de Asturias", continúa Antona, "tenemos tres o cuatro cosas más pendientes de revisión". En la actualidad, hay 639 inmuebles de toda España en la "lista roja". "Tenemos un volumen alto de patrimonio en riesgo de perder algunos de sus valores, en gran medida, porque tenemos un patrimonio descomunal. Tenemos una riqueza patrimonial que, si no es la primera, será la segunda del mundo, y eso es una responsabilidad tremenda", sostiene Antona.

Para preservar este patrimonio, Antona entiende que es mejor acometer acciones preventivas, incluso de un calado limitado, que esperar a que se deteriore y tener que rehabilitar: "Al tener tanta riqueza patrimonial, se nos escapa de nuestras posibilidades económicas como país. Al final, a la hora de intervenir tienes que poner en la balanza muchas cosas, y hay que tenerlo todo muy bien pensado. A veces, las administraciones se empeñan en hacer proyectos de gran alcance, cuando una pequeña intervención, como reponer una cubierta, puede tener mucho impacto".

Además de la "lista roja", Hispania Nostra tiene otras dos listas: la "lista verde", en la que se incluyen los edificios que, tras estar en la "lista roja", se han rehabilitado y ya no corren peligro. Hay tres asturianos: San Miguel de Lillo, San Salvador de Moro y el monasterio de San Salvador de Cornellana. La otra es la "lista negra", donde figuran los inmuebles en los que se ha consumado la pérdida de esos valores. Sólo hay seis en toda España, entre ellos el entorno exterior de las murallas de Ávila, y ninguno en Asturias.

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