El plástico es una de las mayores amenazas a la Tierra en el siglo XXI. Este martes se celebra el Día Mundial del Medio Ambiente, centrado este año en el plástico, un producto de uso diario presente en miles de lugares cotidianos pero cuyo daño ecológico avanza de forma silenciosa pese a los esfuerzos palpables de muchos países por el reciclaje de este material.

Los plásticos de un solo uso, que vemos a diario en hogares, restaurantes, empresas, supermercados y otros contextos, acaban contaminando mares y océanos de todo el mundo.

Estos son, según datos de Greenpeace, los períodos aproximados en los que tarda en descomponerse algunos de los productos de plástico más consumidos en todo el mundo:

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Por esta razón, se multiplican las iniciativas y llamamientos en favor de un modelo de producción y consumo que prescinda de los plásticos de un solo uso en todas sus manifestaciones, más allá de las bolsas.

El Día Mundial del Medio Ambiente, que instauró en la ONU en 1974, se celebra este 5 de junio bajo el lema "Sin Contaminación Por Plástico", una semana después de que la Comisión Europea (CE) anunciara su intención de prohibir estos materiales en objetos cotidianos para los que hay alternativa sostenible.

Un objetivo que se suma a la estrategia adoptada en enero pasado para obligar a partir de 2030 a que todos los productos de plástico estén diseñados para ser reutilizados o reciclados y a la prohibición a partir de 2021 de las bolsas ligeras, salvo que estén fabricadas con material compostable.

Según datos difundidos por la ONU, cada año se vierten en los océanos ocho millones de toneladas de plástico, lo que amenaza la vida marina y humana y destruye los ecosistemas naturales, por lo que este día pretende llamar la atención sobre la necesidad de reducir la pesada carga que supone este material en la naturaleza.

El plástico conquista la costa de Vietnam

El plástico conquista la costa de Vietnam

Ocho millones de toneladas de plástico se arrojan al océano cada año. Vídeo: Agencia Atlas Foto: REUTERS

En el Ártico, según Greenpeace, cada año durante el deshielo se libera una media de 800 trillones de microplásticos, procedentes de la rotura de trozos grandes -como bolsas o botellas- o de cremas exfoliantes, geles, pasta de dientes y detergentes, tan pequeños que no se pueden eliminar mediante el tratamiento de aguas.