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José Velasco, premio a 30 años de buena sintonía audiovisual

El productor asturiano, galardonado de honor hoy en el evento “Conecta Fiction”, proclama: “Hay mucho talento en Asturias”

José Velasco.

Hoy será él quien protagonice la emisión delante de las cámaras: el asturiano José Velasco, presidente del grupo de producción audiovisual Izen, que incluye Proima-Zebrastur, y fundador de Globomedia en 1989, recibirá esta tarde en Toledo el premio de honor del encuentro internacional “Conecta Fiction & Entertainment” en su primera edición. Muchos programas de todo tipo y condición que han liderado el “prime time” en la últimas décadas llevan el sello de un productor con 33 años de carrera a sus espaldas. Se toma con humor astur el premio: “¡Después de vieyu, gaiteru! Es muy de agradecer. Se distingue también a una generación de ‘históricos’ que empezó cuando llegaron las televisiones privadas y mira dónde estamos, con streaming y todo. Han cambiado muchísimo las cosas desde el primer reportaje que hice en Asturias hasta ahora. Si puedes vivir de lo que te apasiona, ¿qué más quieres? Hay que mirar hacia delante y no ponerte techos. Es un sector que creció mucho en tres décadas de manera meteórica. De aquellos inicios en la tienda de mi padre, Pepe Velasco, que se dedicaba a esto de forma colateral... Me hace gracia verlo en perspectiva. ¡Ya mi abuela tenía un cine en El Entrego, imagínate. De algo pequeñito a tener socios internacionales... No estuvo mal”.

Como médico de profesión que es, Velasco puede hacer un “diagnóstico” preciso de los males del sector: “Tiene un problema y una oportunidad. Puede vivir muchos años muy bien, pero la situación es complicada porque hay una regulación en marcha, unos cambios de los actores del sector importantes en su presencia en España... Nosotros teníamos socios nacionales y ahora tenemos uno de los mayores grupos de producción y distribución de Europa. El sector se ha globalizado, también en los contenidos, y las pautas de consumo con ello. Nos movemos en un limbo complejo: regulados y a la vez con una consolidación internacional. Soy optimista de que podamos ser una potencia internacional mayor si la normativa, la decisión empresarial y la capacidad de riesgo se hacen bien”. Entre las producciones televisivas en plataformas más vistas en el mundo “siempre hay una española. O dos, o tres. Un producto que antes solo se veía en España ahora llega a todo el mundo, y resulta que gusta”. ¿Se puede subir Asturias a ese tren? “Necesita muy pocas cosas. La gente ya está, nosotros tenemos un equipo fantástico haciendo contenidos para la televisión autonómica. Con muy poco dinero se puede tener mucha audiencia. Hay infraestructuras y profesionales buenísimos. Falta más capacidad empresarial y ambición y apoyo político. Vamos a intentarlo, por nosotros no va a quedar. Hay mucho talento en Asturias”.

Netflix montó un negocio hoy boyante partiendo de cero contenidos propios y recurriendo a los ajenos que otras empresas “no explotaban porque no creían en ese negocio, o no se les ocurrió. ¿Qué pasó? Que los otros han reaccionado: lo mío no lo explotas tú, lo exploto yo. Netflix vivía con un pulmón artificial que era su capacidad para explotar contenidos de terceros. Cuando los tiene que generar él, aunque sea a velocidad supersónica, el proceso se complica, y más en un mercado donde no hay ya un solo jugador, sino cinco o seis, cada uno con sus peculiaridades. Más combinaciones de gustos. ¿Habrá plataformas? Sí. Y a algunas les irá un poco mejor y a otras un poco peor. Es normal que el monopolio de Netflix se vaya diluyendo”.

¿Y con el cine en salas qué? “La gente no va a una sala por un contenido audiovisual. Va por un tipo de cine que solo se puede ver ahí y además va a cenar, a tomarse una cerveza con los amigos, de compras... Una experiencia de ocio distinta y combinada. ¿Se mantendrá esa ventana de explotación? Seguramente. ¿La principal? No. Habrá una convivencia entre un tipo de contenidos y otro”. Tiene mucho respeto a la telerrealidad porque “lo que cuenta es la condición del ser humano y hay un componente de verdad mayor que la ficción. Le queda mucha vida”.

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