El Sporting mantiene la fiabilidad y fue capaz de llevarse ayer la tercera edición del "Ciudad de Santa Cruz" en un partido sin brillo y con escasas ocasiones. Los rojiblancos repitieron el resultado de su última visita al Heliodoro y reaccionaron tras el gol del Tenerife gracias a un espectacular zurdazo de Jony que obligó a ir a los penaltis. Hasta en un partido de rodaje, los guajes respondieron con mayor acierto desde el punto fatídico, aunque los noventa minutos dejaron poco fútbol y un Sporting discreto, quizá víctima del cansancio.

No en todos los partidos se marcan nueve goles y el Sporting regresó en Santa Cruz a la realidad de una pretemporada tras el empacho de Villaviciosa. Los rojiblancos, de rojo en el Heliodoro, completaron una primera parte sin ocasiones claras y con un juego un tanto espeso, haciendo buenos los tópicos en las fechas en las que se encuentra. Abelardo apostó en el inicio por dos líneas de cuatro y dos puntas, Guerrero y Castro. Pólvora que se quedó sin poder disparar en la primera parte, ya que el único lanzamiento fue de Hugo Fraile, sin llegar a orientarlo entre los tres palos.

El Tenerife blindó el centro de campo con tres pivotes; Vitolo, Aitor Sanz y Abel, y con el lateral Javi Moyano actuando casi como extremo para liberar a Pedro Martín. Fue este último, uno de los dos fichajes del conjunto chicharrero durante el mercado veraniego, el encargado de poner salsa a una sosa primera parte. El exfutbolista del Mirandés se convirtió en permanente dolor de cabeza de Luis Hernández y de un nervioso Guitián. Uno de sus duelos con Luis Hernández terminó con polémica al reclamar la afición local una posible mano en el área del madrileño al lanzarse al suelo para hacerse con el balón. El ambiente en las gradas era tan frío, con algo más de dos mil personas en un campo habilitado para veinticuatro mil, que pasó desapercibido.

Abelardo renovó al equipo con cinco cambios al descanso y regresando al esquema clásico de la pasada campaña. Las tres amarillas mostradas, de una tacada, por el colegiado tinerfeño Pinto Herrera, a los diez minutos, dieron fe de que el encuentro seguía discurriendo sin oportunidades y empezaba a volverse bronca. Tónica, esta última, que acompañó hasta la conclusión.