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La transición pendiente

Javier Fernández debe retomar su proyecto de reorganización del Sporting, aparcado hasta la llegada del nuevo director general - La ampliación del consejo, el nombramiento de un portavoz y atar a los futbolistas en su último año, otras tareas por realizar

Javier Fernández, durante la última junta de accionistas. ÁNGEL GONZÁLEZ

Algunos meses antes del explosivo final de temporada en el Benito Villamarín, el máximo accionista del Sporting, Javier Fernández, había anunciado una completa remodelación del club. Una reestructuración de su esqueleto, a todos los niveles, que acercaría a la entidad a un modelo empresarial más moderno, con responsables en las distintas áreas que rendirían cuentas a un consejo que se ampliaría y sería un órgano más consistente que en las últimas décadas. Una transición a un nuevo modelo. En realidad, Javier Fernández siempre ha tenido esta idea en la cabeza. Lo único que ha ido variando es el reparto de actores. Javier Fernández ha tomado el mando del club desde hace meses, pero le ha faltado la decisión para completar su proyecto que sigue inacabado a la espera de que llegue un nuevo director general.

El único gran movimiento hasta ahora, casi un gesto de conciliación con el sector crítico del sportinguismo, fue la salida del club de Alfredo García Amado, que se consumó el pasado 30 de junio. Este despido intenta romper vínculos con el modelo de gestión de las dos últimas décadas. También tuvo su peaje, más allá de la indemnización pactada, supuso una pérdida importante de influencia del club en la Liga de Fútbol Profesional, donde es bien conocida la amistad de Amado con su presidente Javier Tebas. Esto dilató algunos procesos que parecían encarrilados. El club tardó más de lo esperado en conocer la sanción del comité de control económico de la Liga que falló con una severidad inesperada y también el llamado crédito/Tebas, con el que el club liquidó los pagos pendientes con Hacienda, se demoró más de esperado. Finalmente, el Sporting logró que sus futbolistas retirasen las denuncias por impagos y el certificado de Agencia Tributaria que acredita su puesta al día (el resto está aplazada y no vencida).

Fuera de la salida de Amado y las gestiones económicas, los mayores movimientos se han producido en la parcela deportiva. El más destacado fue la llegada al club de Nico Rodríguez como nuevo director deportivo procedente de Las Palmas y con el club canario en plena disputa de las eliminatorias por el ascenso. La llegada de Nico supone un esfuerzo económico importante para el Sporting, primero por sus elevados honorarios (superiores a los de García Amado) y segundo porque el resto de técnicos, incluido el anterior director deportivo, Raúl Lozano, siguen en la entidad. El mismo día de la presentación de Nico Rodríguez se conoció la sanción que limita los movimientos del club en el mercado de fichajes. Esta sanción influyó de forma decisiva en las renovaciones de Cuéllar y Sergio, que se encarecieron con respecto a las cantidades manejadas anteriormente, y de Juan Muñiz y Hugo Fraile, futbolistas que tenían complicado seguir en el club. Además se cerró la continuidad del cuerpo técnico con un salario acorde a la gesta lograda.

Otro movimiento que ha pasado mucho más desapercibido, es la incorporación de un contable que trabaja junto a Fernando Villar. El dato más curioso es que procede de la empresa E. B. Auditores, encargada de auditar las cuentas del club. Por ahora su incorporación parece provisional, pero todo apunta a que podría ser definitiva a en unos meses.

A Javier Fernández le queda pendiente la mayor parte de la tarea programada para completar su proyecto. El movimiento clave será el fichaje un director general que no será efectivo hasta septiembre. El nuevo hombre fuerte de la gestión del club llegará de fuera de Asturias, sin vinculación con el fútbol. Javier Fernández espera que sea él quien lleve a cabo la reorganización interna de la sociedad.

Lo que también se ha aplazado es la ampliación del consejo. Antonio Veiga y Javier Martínez han aflojado en sus amagos de dimisión, a petición del propio Javier Fernández, que tiene la idea de mantenerlos y de ampliar el consejo a cuatro o cinco miembros. El máximo accionista tiene abiertos contactos con algunos posibles candidatos, aunque este asunto también ha quedado pospuesto. También quiere nombrar un portavoz del consejo, cargo para el que Javier Fernández había pensado recuperar a Fernando Losada, aunque cierto rechazo en el entorno le hace dudar. De nuevo falta decisión.

En lo deportivo, a la espera de ver si el club puede hacer alguna incorporación (parece que serán dos o a lo sumo tres, Mascarell y uno o dos delanteros) y de cerrar las salidas programadas (Ndi, Mandi y Julio), Nico Rodríguez tiene pendiente amarrar las renovaciones de los futbolistas que entran en su último año de contrato, como son Bernardo, Luis Hernández, Jony y Guerrero que en el próximo mes de enero ya podrán negociar legalmente con otro club.

En lo que sí parece haber avanzado bastante Javier Fernández es en la paz social, otro asunto que siempre le ha preocupado. La salida del club de García Amado y la política de descuento a los abonados de la temporada pasada, unidas al ascenso, parecen haber calmado las aguas de un sector importante del sportinguismo. Las iras apunta ahora hacia Javier Tebas. Otro sector, el más crítico, no descansará hasta la salida del club de la familia Fernández, algo que parece poco probable en un horizonte cercano, en el que el club avanza hacia la estabilidad económica con el impulso del nuevo acuerdo de televisión y el férreo control económico. También es cierto que no llegó ninguna oferta por el Sporting.

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