A última hora de la tarde de hoy quedarán cuarenta y ocho horas, que pasan en un soplo, para que la Primera División vuelva a El Molinón, y nada menos que con un lujoso Sporting-Real Madrid que sirve para engrandecer la vuelta de los rojiblancos a su sitio. El cartel de "entradas agotadas", que sigue al clásico de "no hay billetes", es la prueba de cómo se las gasta el partido. A media tarde de ayer, una hora tan buena como otra cualquiera, Abelardo y su chavalería ensayaban en el Anfield del Piles cómo sacar fruto de los desajustes del Real Madrid. El primero de todos, la ausencia de un mediocentro que conozca el oficio como lo conoce Xabi Alonso, felizmente incorporado al reino de Pep Chanel Guardiola. Un Madrid sin mediocentro por culpa del empeño de su presidente, Florentino Pérez, en fichar mediapunta tras mediapunta se encuentra descalzo en puesto tan vital en el moderno fútbol. Abelardo, sin duda, habrá ensayado cómo hacer daño en zona tan crucial, no se sabe si con dos delanteros como Guerrero y Carlos Castro o, incluso, Tonny Sanabria, o con refuerzo de la zona ancha. Va a ser muy interesante ver los movimientos del técnico rojiblanco, debutante en los banquillos de Primera, pero gran experto en la categoría, en la que jugó nada menos que 380 partidos. Muy pocos jugadores llegan a esa cifra y muy pocos pueden decir que sólo han jugado en Primera, como es el caso del gran timonel.
Sucede, sin embargo, damas y caballeros, señoras y señores diputados, de que no se habla de otra cosa en las pescaderías, que diría el clásico, que del nuevo cambio en el calendario futbolístico de la Liga española. Ya no se sabe si es el segundo o el tercer cambio, pero la novedad es que va a haber partidos los días 30 y 31 de diciembre, algo que no sucede desde hace muchos años. Hay que ver al presidente de la AFE y al de la Liga recorriendo de madrugada las emisoras para explicar la decisión, al parecer tomada por las quejas del seleccionador Vicente del Bosque, que llegó a meter en danza al Gobierno. Y todo, por la negativa a haber iniciado la competición el pasado fin de semana. No hay fechas y han tenido que sacarse de la manga la jornada en Fin de Año.
En casos como éste es obligado sintonizar el canal historia. Por ejemplo, para recordar un Burgos, cero; Sporting, dos, en el mediodía del último día del año de gracia de 1978. No había aún autovías, pero hasta allí se fueron los rojiblancos a cumplir con su obligación competitiva. Dos goles de Quini sirvieron para dar otro paso hacia el subcampeonato de aquella inolvidable temporada. El Sporting de Vicente Miera fue muy superior al Burgos de Arsenio Iglesias.
Años después, en 1984, el Sporting tuvo que jugar en Año Nuevo en Málaga, lo que indica que los jugadores, dirigidos entonces por Vujadin Boskov, tuvieron que tomar las uvas en el hotel. El Sporting perdió por tres a uno ante un Málaga plagado de canteranos.
Son pequeñas historias del fútbol rojiblanco en Navidad. Luego llegó Manolo Sanchís con su liderazgo sindical y vetó esas fechas para la competición. A Javier Tebas aún le duele aquella victoria del incipiente sindicato de futbolistas.
