El anuncio del Dépor de reservarse el derecho de admisión a Riazor con enseñas rojiblancas, fuera de las cuatro zonas acotadas para el sportinguismo, ha frenado a la Mareona. Las largas colas a primera hora del día para retirar las 1.127 entradas puestas a la venta se quedaron lejos de terminar el papel. Sólo se agotaron las más baratas, de 30 y 40 euros, restando todavía la mitad de ellas, 577, a un precio de 45 euros, que volverán a estar disponibles hoy, de 10.00 a 13.30 horas y de 17.00 a 20.00 horas, en El Molinón. Las críticas a las restricciones adoptadas en Riazor, que en Gijón se entienden como excesivas, caracterizaron una jornada con menor demanda de lo esperado.

"Llevo aquí desde la 5 de la mañana. Tengo el hotel reservado desde hace tiempo y había que asegurar la entrada". Patricia Riestra encabeza una larga cola que ya da la vuelta a una de las esquinas de El Molinón. Faltan escasos minutos para las 10.00 horas, momento en el que se abrirán las taquillas. "¿Pasaste frío?", le preguntan sus compañeras, Covadonga Miguélez e Inés Gil. Estas últimas han dado el relevo a quienes iniciaron la espera junto a Patricia, la única que aguanta desde el principio. Todas forman parte de la peña rojiblanca Diego Castro y todas tendrán su entrada, a pesar de las dificultades. "Nos parece que, impidiendo llevar la camiseta del Sporting fuera de las zonas acotadas, nos están quitando la libertad de expresión", sentencia, a pesar de todo, Riestra. Buena parte de la fila asiente al escucharla.

"¿Qué me parece?, pues mal. Mucha gente ha dejado de ir a ver el partido por todas esas limitaciones", comenta José Ramón Pariente, otro de los más madrugadores para hacerse un sitio en Riazor. Llega con dos abonos, el máximo que se permite presentar y que da derecho a cuatro localidades. "Hay gente que tiene familia en La Coruña y que no podrá sentarse con ellos a ver el fútbol. Eso no es normal. Pregúntele a estas chicas", añade este gijonés, que en sus más de quince años de abonado no recuerda algo similar. Las chicas a las que apunta son Ruth Piñera y Ángela Baragaño. Acaban de conocerse, pero el hecho de que todo el mundo comparta opiniones mientras llega su turno alimenta las críticas y acerca los problemas.

"Nosotras dos somos primas y tenemos familia en La Coruña, por la que vamos al campo cada vez que el Sporting juega allí", explica Ángela Baragaño. "Todos los años lo hemos hecho, todos los años y ni un sólo problema", apostilla, con cierta indignación, Ruth Piñera. "Claro, el tema es que el domingo ya no podremos hacerlo. Es una pena que ahora también se carguen algo tan bonito como poder llevar tu camiseta y sentarte al lado de un amigo que lleve la del rival. Es el colmo", concluye Ángela.

"Que le pregunten a los comerciantes de La Coruña, a ver qué dicen ellos", menciona otro de los que se mantienen a la espera para conseguir entrada. En la cola puede verse hasta al expresidente de Unipés, Ismael Alonso, que acabo de ser relevado en el cargo por Víctor Sánchez. "Creo que la decisión tomada por el Deportivo viene desde Madrid", señala en referencia a la Liga. "Además, el reparto de las entradas ha sido un tanto sospechoso. 1.100 tiene al final la Federación de Peñas y 200 Unipés. El reparto no es equitativo en función del número de asociados", explica. En todo caso, el Sporting detalló que recibió 2.377 entradas, de las que 900 son para la Federación de Peñas, 200 para Unipés, 150 para acuerdos publicitarios y las 1.127 restantes, para abonados.