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El nuevo estilo de Abelardo

El Sporting evoluciona hacia un juego más elaborado y combinativo, que busca la posesión del balón y una mayor llegada al área

Abelardo, sentado en el banquillo de Cornellá antes del encuentro ante el Espanyol. LOF

El Sporting es el mismo aunque no lo parezca. A simple vista, no queda ni rastro de aquel equipo rocoso que elevó al arte sus ejercicios de resistencia. El nuevo Sporting quiere el balón, juega por bajo, gusta de las posesiones largas y crea una cantidad abrumadora de ocasiones que suele costarle transformar. El mérito de nuevo es de Abelardo. El Pitu ha sabido leer el progreso de su plantilla. Las nuevas incorporaciones (incluida la vuelta de Canella) elevan el nivel del equipo y dan al Pitu más alternativas para elegir. Los guajes han crecido con la experiencia del ejercicio anterior, saben lo que cuesta llegar aquí y tienen ganas de mostrar su talento en el escaparate de Primera División.

Un Sporting posesivo. El equipo vertical y directo de la temporada pasada ha dejado espacio a un Sporting más elaborado, que madura más las jugadas. Abelardo sigue dándole importancia a la seguridad defensiva, pero la propuesta ofensiva es mucho más ambiciosa. El Sporting juega mejor (el propio Abelardo lo ha dicho) y crea muchas más ocasiones de gol que la temporada anterior.

Las incorporaciones elevan el nivel. A pesar de la sanción impuesta por la Liga, el Sporting ha sabido moverse entre bambalinas y logró cerrar la incorporación de tres futbolistas de mucho talento que elevan el nivel del equipo. A ellos se une el regreso de Canella, que está teniendo bastante protagonismo. Todos ellos dan también más alternativas a Abelardo para retocar sus planteamientos.

Los guajes ya vienen curtidos. Otro factor a considerar es que los Guajes ya no son un puñado de críos timoratos. La exigencia y las emociones de la temporada anterior han curtido a estos jóvenes futbolistas. Su crecimiento es evidente. Han ganado en confianza y esto se traslada al juego. La progresión de muchos de ellos ha sido sobresaliente.

Halilovic es el líder del juego. Aunque la fuerza principal sigue siendo el grupo, nadie discute el liderazgo de Halilovic y su creciente influencia en el juego del equipo. El croata está a un nivel superior y nadie duda de cuál será su destino final. El objetivo es doble, que tenga más regularidad y que sea capaz de mantenerse activo durante más tiempo. El croata ha sabido ganarse el respeto de sus compañeros sobre el césped.

La seguridad defensiva. El Sporting ya no es aquel muro infranqueable, aunque sigue siendo un equipo seguro defensivamente. Las explicaciones son varias, pero lo principal apunta a la calidad de los rivales. Cada error se paga muy caro en Primera, donde habitan algunos de los mejores delanteros del mundo. También es cierto que la vocación ofensiva del equipo deja más espacios atrás.

La deuda con El Molinón. El Sporting ha sumado un punto en casa y siete fuera. Hay una deuda evidente con El Molinón que, sin embargo, ha vibrado con los tres mejores partidos de los rojiblancos esta temporada. El Sporting sólido que empató con el Real Madrid y la versión más ambiciosa que debió golear a Valencia y Betis, pero acabó perdiendo. Fuera de casa, el Sporting se mantiene como un visitante molesto.

El hambre de los guajes. Los jóvenes futbolistas del Sporting saben lo que les ha costado llegar hasta aquí y ahora quieren disfrutarlo y mantenerse en el mejor fútbol de España. Tienen hambre por triunfar en su profesión y saben que no hay otro escaparate como éste. Los tres fichajes son también tres futbolistas jóvenes, plagados de futuro, pero con la necesidad de labrarse un mañana mejor.

El toque de Abelardo. En Cornellá volvió a verse la mano del entrenador. El partido había basculado del lado contrario y Abelardo equilibró las fuerzas con un cambio. Entró Mascarell, Cases dio un paso al frente y el Sporting mejoró.

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