Miguel Ángel Guerrero es un futbolista con buen cartel. El toledano acabó la temporada pasada a un gran nivel y su aportación fue decisiva para que el Sporting lograra el ascenso. Esto provocó el interés de varios clubes por hacerse con el futbolista. Entre los interesados hubo algún equipo de Primera División y varios de buen nivel en Segunda, pero la apuesta más fuerte llegó del extranjero. Un club de otro país planteó al Sporting la posibilidad de llevarse al futbolista por un millón de euros.
Para Guerrero, que termina contrato el próximo mes de junio y al que el club aún no ha trasladado su interés por renovarle, era una buena oportunidad de mejorar su contrato. El Sporting tampoco veía con malos ojos la propuesta de ingresar un dinero y ahorrarse la ficha del jugador, que no es de las más altas de la plantilla ni mucho menos.
Lo que dio al traste con la operación fue el temor a no poder incorporar un futbolista que lo sustituyese. En plena negociación con el Liga de Fútbol Profesional para que el club pudiera alguna incorporación, no estaba claro el margen de movimiento. Los técnicos y el consejo decidieron tomar una decisión conservadora y asegurar la presencia del delantero de Borox en la plantilla de esta temporada.
Antes de tomar esta decisión se analizaron todos los escenarios posibles y hubo temor a quedarse con Carlos Castro como único delantero del primer equipo. Incluso tras la llegada de Sanabria, los técnicos preferían contar con tres delanteros de la primera plantilla para tener el frente de ataque bien cubierto. Máxime cuando Abelardo gusta de alinear dos delanteros juntos con cierta frecuencia.
