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Abelardo y Menchu, dos instituciones en el club de Somió

"Aquí me hice jugador y persona. Pasé dos años buenísimos, entre los 16 y los 18, que son años delicados y guardo un recuerdo muy bonito". Abelardo vistió la camiseta verde del Estudiantes de Somió durante sus dos últimos años como juvenil y ya nunca le ha perdido el cariño a un equipo ahora modesto, pero siempre histórico del fútbol base gijonés. El Estudiantes, que cuenta en la actualidad con 120 futbolistas, presentó ayer a sus equipos y el entrenador del Sporting fue la estrella invitada.

"Me dijeron que si venía y aquí estoy", comenta con toda naturalidad Abelardo, quien acudió sin prisa a un acto entrañable. "Hizo tantas fotos, firmó tantos autógrafos y respondió a todas las preguntas, que tuvimos que sentarlo", explica Manuel Antonio Caso, presidente del club. Quien recuerda perfectamente el paso del Pitu por San Julián, después de que el Sporting le abriera la puerta de salida de Mareo y en La Braña tampoco confiasen en sus cualidades: "Jugó aquí los dos últimos años de juvenil y fuimos su trampolín. El primer año jugó de central y en el segundo, Muñiz, que era el entrenador, lo puso de centrocampista y marcó 37 goles, casi todos de cabeza, que le sirvieron para ir a la selección asturiana y para volver a Mareo directamente al filial".

Tras posar para la fotografía oficial de la temporada, Abelardo habló con los chavales y respondió a sus preguntas. "Fue todo muy entrañable, porque somos un equipo muy modesto, pero Abelardo les dio muy buenos consejos", explica Caso. El Pitu resta importancia a su gesto y aclara que "sólo les dije que disfrutaran del fútbol, que fueran buena gente y que hicieran caso a los entrenadores". Abelardo había dejado grabando el partido del Athletic de Bilbao, rival del Sporting el próximo lunes, contra el Partizán, por lo que disfrutó de su viaje a la adolescencia con calma. Tras charlar con los jugadores y sus padres, lo que dejó múltiples anécdotas y algún reproche por no alinear a diferentes futbolistas, el técnico se quedó conversando con los entrenadores del club, en el que todavía encontró caras conocidas de su etapa como juvenil.

Abelardo siempre jugará en casa en San Julián. El Pitu estuvo cómodo, relajado y disfrutó de una jornada en la que hizo feliz a un club histórico que ha vivido tiempos mejores.

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